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Mientras Zee y sus hombres se alejaban de la propiedad del senador con su botín, podía ver en la distancia el anaranjado resplandor del incendio provocado en el burdel, la ciudad era una cacofonía de gritos y órdenes de quienes trataban de impedir el avance de las llamas.

"Esos estúpidos se pasaron de la raya con el incendio" comentó Max a su capitán. "Era crear una distracción, no que quemaran toda la maldita ciudad." Zee estaba bastante molesto por lo desmedidos que fueron sus hombres, pero tenía cosas más apremiantes de las qué encargarse. Luego se preocuparía por los estragos.

Seguían moviéndose de callejón en callejón, siempre en las sombras proyectadas por los edificios y fuera la vista de ojos curiosos, necesitaban llegar rápidamente hasta la taberna, entregar a sus hombres los artículos robados e ir en busca de su Cuervecillo.

"Max, al llegar a la taberna entrega los objetos que tengas y acompáñame, tenemos otra parada que hacer."

"Sí capitán" respondió Max apurando el paso. No sabía cuales eran los planes que tenía su capitán en mente o donde irían, pero años de trabajar junto a su capitán le habían enseñado a no cuestionar sus acciones ni pedir explicaciones apresuradas, cuando fuera necesario y oportuno Zee le daría los detalles.

❁❁❁

Crow's Nest

Era bien entrada la noche por lo que reinaba el silencio en la casa. New dormía en su habitación, pero Nat no podía, estaba inquieto. No podía quitarse la sensación de que algo iba a pasar y ese algo no necesariamente sería bueno.

Con cada día que pasaba sus suministros eran menos y más y más acreedores llegaban a Nido de cuervos a reclamar el pagos de sus deudas y proferir amenazas si no se les pagaba pronto. Los pequeños hurtos que él y New llevaban a cabo en el mercado no eran suficientes ni siquiera para alimentarlos, mucho menos para pagar las deudas.

Con tal panorama era solo cuestión de tiempo para que el padre de New se deshiciera de él, vendiéndolo a algún tratante de esclavos o alguno de los burdeles de la ciudad. Él no era dueño de su vida ni de su destino.

Con lágrimas en los ojos se movía por la casa recolectando las pocas pertenencias que tenía, que de hecho no eran suyas, legalmente todo pertenecía al padre de New, incluso él mismo no era más que una pertenencia de ese horrible hombre; pero no podía escapar con las manos totalmente vacías, necesitaba al menos algunas prendas.

No se le ocurrió nada mejor que escapar... ¿a donde? Bueno, esa era una gran pregunta para la que no tenía respuesta, suponía que lo averiguaría en el camino.

Volvió a la habitación donde dormía su mejor amigo y lo observó un momento, tratando de memorizar su rostro antes de partir, seguro de que no lo volvería a ver. Le dolía el corazón por estar abandonando New, pero ¿qué más podría hacer?

Estaba por darse la vuelta para salir cuando una sombra pasó rápidamente por la ventana, tan rápido que por un momento Nat pensó que era su imaginación. No había posibilidad alguna de que fueran ladrones, todos en God's Grave sabía de la mala situación en la que se encontraban, nadie intentaría robarles pues no tenían nada de valor, ni siquiera alimentos para pasar el inminente invierno.

Justo cuando se convencía de que había sido su imaginación, la ventana se abrió lentamente y una figura bestida de negro entró por la abertura, sorprendiendose al encontrarlo mirando fijamente. Presa del pánico, el pobre muchacho se quedó congelado, su boca abierta en un grito silencioso. Tomó una respiración, listo para ahora sí gritar por ayuda, pero el hombre fue más rápido, se acercó a Nat y tapó su boca con una mano mientras lo hacía retroceder a la pared, mirándolo fijamente a los ojos en todo momento.

La enguantada en su boca aflojó levemente su agarre mientras que la otra mano del intruso se dirigió a la boca de este, diciéndole con un gesto que guardara silencio, aflojó otro poco su agarre e insistía en su comando de que Nat debería permanecer en silencio. Nat asintió con la cabeza, dándose cuenta de que lo mejor era colaborar con el intruso, porque a) Nat no tenía oportunidad alguna de defenderse en contra de este hombre, y b) no tenía ningún sentido gritar por ayuda, los únicos en la casa eran él y su mejor amigo, así que mientras menos traumática fuera esta experiencia, mejor.

El intruso liberó su cara por completo y usó sus manos para levantarse la máscara, por puro instinto Nat cerró los ojos, sabiendo que era mejor no saber quien era el intruso, de esa manera no podría delatarlo con los Luminatii incluso aunque quisiera y Nat no quería. Eso solo sería más problema para él.

"Hola dulce ángel" dijo el intruso y Nat se sorprendió al reconocer la voz que le hablaba. "Abre esos bellos ojos para mí, por favor" ordenó el hombre, quién, aunque hablaba en voz baja y cortésmente, sin duda no estaba haciendo una solicitud ni pidiendo un favor, era una orden y Nat se encontró a sí mismo obedeciendo.

Abrió los ojos quedando aún más sorprendido por el rostro y ojos que le devolvía la mirada.

Sin saber por qué, Nat se arrojó a los brazos del hombre, enterrando el rostro en su cuello y hombro mientras una ola de alivió lo invadía y lo hacía temblar. Demasiadas emociones luchaban en su cabeza impidiéndole pensar con claridad.

Max estaba como mínimo sorprendido de haberse encontrado con el rubio mirándolo fijamente cuando entró por la ventana, no conocía la palabra correcta para describir su estado en este momento y ante las acciones del muchacho. Esperaba que no fuera su costumbre arrojarse a los brazos de hombres.

Este no es el momento de ponerse posesivo, se reprendió a sí mismo rodeando con los brazos al chico que temblaba.

"Shh, tranquilo mi dulce ángel, todo está bien, no estoy aquí para hacerte daño, ¿de acuerdo?" hizo lo posible por mantener su voz en un tono bajo. "Escucha, no tenemos mucho tiempo así que no te puedo dar muchas explicaciones ahora mismo. Solo necesitas saber que vine por tí, así que recoge cualquier cosa que sea importante para ti y..." Mientras el intruso, que se había presentado como Max días antes en el mercado, hablaba Nat se alejó un poco de él y ante sus palabras movió el pie para que Max viera la bolsa que yacía en el suelo. "Owh, ya tienes tu equipaje listo, eso es... bueno... supongo. Hablaremos de esto más tarde. Ahora, ¿dónde está tu amigo de cabellonegro?" Nat se limitó a indicarle con un gesto que mirara detrás de él.

Max se dió la vuelta y encontró al chico dormido profundamente en la cama.

"Vaya, no me fijé en eso. Pero bueno, eso simplifica las cosas. Vamos a despertarlo para que él también recoja..."

"¡No!" gritó Nat, luego se tapó la boca mientras miraba a su amigo.

"¿No?" preguntó Max confundido. "Él debe venir con nosotros también. Creí que ustedes eran buenos amigos, pero lo vas a abandonar..."

"Sí... digo no, no lo quiero abandonar, y sí somos buenos amigos, los mejores, inseparables. Pero no puedes despertarlo, entrará en pánico y se pondrá histérico. Es mejor si empaco sus cosas y luego nos vamos. Y no tienes que preocuparte, no hay nadie en la casa aparte de nosotros, el padre de New no regresará hasta el amanecer."

"De acuerdo, pero aun así no debemos arriesgarnos, deberías meter las cosas de New en una bolsa rápidamente."

"Bien" Nat comenzó a dar vueltas por la habitación apilando algunas cosas en el suelo antes de salir por la puerta. Escuchaba sus pasos por el pasillo en una sucesión de pasos y pausas seguidos de alguna puerta que se abría y cerraba y luego más pasos.

Max se acercó a la ventana y le hizo señas a su capitán para indicarle que entrara. Justo cuando Zee se deslizaba por la abertura Nat regresó a la habitación, sus manos cargadas con objetos varios, desde ropa y sábanas hasta libros, los cuales fueron todos a parar al suelo causando un gran alboroto. Todos los ojos en la habitación se abrieron de par en par mientras un gruñido molesto y el crujir de sábanas llamaban su atención sobre el chico que hasta hace unos instantes dormía.

Pirate's Crow Where stories live. Discover now