Mi Constelación Favorita (Los Inicios)

RESPUESTAS (Parte 3)

¡Últimos capítulos!

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-Eso creo...yo, yo estaba por regresar a casa, tenía que llegar a tiempo para irnos al anochecer, Mikael insistió en un brindis por mi hermana... después de que todos bebimos del vino, simplemente me atravesó el corazón – una lagrima escurrió de sus ojos al recordarlo – no podía pensar en otra cosa más que en mis hijos, y antes de que quedara inconsciente estaba haciendo lo mismo con mi hermana

-¿Y qué pasó después? – Gerd le pasó un brazo por sus hombros – ¡Mataré a ese malnacido! – apretó su agarre a pesar de la frialdad de su piel –

-Me levanté en medio de la casa, no estaba la mesa, había velas por todos lados... Nicklaus y Rebekah estaban en la misma habitación pero los demás no los podía ver... Mikael entró dijo que debíamos terminar lo que se había iniciado y nos hizo beber sangre

-¿Sangre? – susurró Gerd impactado –

-Sangre humana – jadeó llevando las manos a su boca – era una chica, una joven y bebimos de ella

-¡¿Sangre?! – se escandalizó Ayana – sellaron el pacto con sangre

-¿Qué pasa Ayana?

-La sangre los regresó a la vida

-¿Eso que tiene que ver? – Insistió la pelinegra –

-Si la sangre fue lo que les regresó – le miró – no habrá otra cosa que te mantenga viva

-¿Sabes que otra cosas se necesita?

-Se necesitan cosas muy específicas – niega – será complicado saberlo todo Chiara, no lo he estudiado apropiadamente, me temo que Esther es la única que te podría ayudar

-Hay algo más que me inquieta Ayana – susurró – Mikael dijo... él me dijo que o era una cosa u otra ¿Sabes a qué se refería?

-Las brujas son... naturales, necesitas sentir la naturaleza para ello – suspira – ustedes ya no son seres naturales... su ciclo de vida no es igual y por ello tu magia ya no pueden seguir contigo

-¿Perdí mi magia? – jadeó –

-Lo siento mucho – le toma la mano –

-Qué significa... cortar el lazo de sangre – parpadeó rápidamente – cuando entré en ese trance – niega confundida – me dije, me advirtieron sobre el lazo de sangre

-No te entiendo – parpadea Ayana anonadada –

-Tuve una visión – hace una mueca – o algo parecido... y me pedía romper el lazo de sangre

-Eso es técnicamente imposible – murmuró –

-No en realidad, estaba en trance ¿No? – opinó Gerd – algo así como no terminaba de ser bruja pero estaba cambiando

-Si... puede, puede ser una posibilidad –observa hacia afuera – es noche y me temo que debo marcharme, no será bueno para ninguno de nosotros que me vean aquí

-Es tarde – la pelinegra parpadeaba rápidamente – escucho algo... aunque no distingo qué

-Concéntrate – Gerd tomo sus manos – ¿Es algo importante? ¿Son los Mikaelson?

-No – la pelinegra cerró los ojos inhalando con fuerza enfocándose en aquello – es... es como un llamado ¿Lo escuchan? – Gerd y la morena se miraron extrañados – ¿No lo oyen? Es... son los licántropos – jadeó – están... están alterados

-No es luna llena – observó Gerd –

-Presienten su presencia – susurro Ayana – ya no son las únicas criaturas malditas en esta tierra

-¿Eso nos traerá problemas? – volteó a ver a Gerd – ve a ver a nuestros hijos

-Supongo que si no te metes con ellos – alza los hombros – será difícil de predecir

-Te pido te quedes Ayana

-No lo creo – rechaza su invitación amablemente – no me siento del todo segura de tú... condición

-Es por mis hijos – le toma de las manos – sentí – mira hacia la puerta de su recámara – pude sentir un hambre atroz cuando mi hija se raspó la rodilla – pasa saliva de manera pesada – tú pulso, el de Gerd – cierra los ojos – me está siendo muy difícil pensar en otra cosa que no sea el aroma de la sangre corriendo por sus venas

-Esa es una razón poderosa para alejarme de ti – se suelta de sus manos –

-¡Te lo pido por favor! – se aleja – déjame encerrada aquí... déjame... pero – en su desesperación comenzaba a parlotear sin sentido – por mis hijos Ayana