A LA LUZ DE LA LUNA (Parte 1)

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ADVERTENCIA!!!

Contenido sensualón a la vista!!!

Pueden seguir con su lectura n.n

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-¿Me ayudas con el vestido? – pidió apenas sintió a Gerd pasar a la habitación – aún me duele la espalda, no estoy acostumbrada a llevar tanta ropa

-¿Eso es un intento por seducirme? – preguntó de manera coqueta el castaño abrazándola por la espalda –

-¿Enserio crees que sé hacer eso? – sonrió de manera irónica – por favor...

-Te propongo que te cambies al vestido ligero para dormir y me acompañes – empezaba a desatar las correas tal como lo había hecho esa misma mañana – ¿Te parece bien?

-Está bien

-Necesitas un momento de relajación y creo que tengo el lugar perfecto para eso

-De acuerdo, de acuerdo me haz convencido – comenzaba a sentir el peso del vestido caer y lo sostuvo nuevamente para mantenerlo sobre su cuerpo –

-Te espero afuera – frotó su espalda dándole privacidad –

La pelinegra dejó caer el vestido y rebuscó en el baúl encontrando el vestido ligero de dormir que Mikael había dado para su matrimonio, era de un hermoso color hueso, bastante ligero y sencillo con un fino bordado con un hilo que parecía plata, decidió dejar los zapatos y salió al encuentro de Gerd, al verla aparecer le mostró una gran sonrisa y palmeó el hombro de los que aún se encontraban bebiendo y festejando la unión mientras seguía avanzando tomado de la mano de su esposa.

Chiara sonrió al ver que iban camino al lago, se dejó llevar caminando a paso ligero dejando que la fuerza de la naturaleza recorriera todo su cuerpo con todas las ondas que le eran transmitidas, las vibraciones, los sonidos, el aire y para terminar la cálida mano que tomaba la suya transmitía serenidad, confianza y protección; de alguna manera extraña sabía que podía confiar en él.

-¿Qué te parece? – la grave voz la saco de su ensoñación y se quedó con la boca abierta al ver el lago –

-¿Cómo? – murmuró sorprendida –

Ante ella se encontraba la versión más hermosa que jamás había visto del lago, había miles de velas y un camino de flores que los llevaba a una pequeña tienda de campaña casi en el inicio del bosque.

-Me ayudó tu hermana y mi hermana... algunos chicos – comenzó a caminar con ella entrando en el camino de luz – ¿Te agrada?

-Es lo más hermoso que he visto en la vida – sonríe sin poder creerlo – y que han hecho por mí... gracias

-Crecí en un hogar donde mi madre nos enseñó a apreciar la grandeza de la que fuimos bendecidos por los Dioses al darnos a las mujeres que tenemos a un lado – sonrió saliendo del sendero y caminando directo al algo – ella decía que eran extenciones menos divinas de los grandes, que nos pueden llevar a lo más alto pero también a la ruina total y todo depende de como las tratáramos nosotros

-Tu mamá parecía una mujer muy sabia

-Y muy hermosa – afirmó – muchos por aquí creían que al ser tan amables con las mujeres... bueno, se cuestionaban nuestras habilidades sobre los saqueos y las embarcaciones

-Les callaron la boca de seguro

-Cuando mi hermano fue y se condecoró como uno de los mejores guerreros que había, todos felicitaban a mi padre y le decían que pidiera a los Dioses que todos sus hijos salieran iguales

-¿Qué fue lo que les contestó?

-Que los Dioses ya nos habían bendecido y estaba seguro que seríamos de los mejores guerreros

-¿De verdad? – escuchaba maravillada la historia de su familia – ¿Qué opinaba tu madre?

-Que mientras estuviésemos seguros de las habilidades con las que los dioses nos habían dotado, no temieramos de lo que dicen – volteó sonriendo y la tomó en brazos robándole un grito de sorpresa – pero basta de hablar de cosas tristes, lo importante ahora somos tú y yo – posó sus labios sobre los de ella entrando al agua, en cuanto los pies de la pelinegra entraron en contacto con la fría agua le hizo soltar un jadeo de sorpresa permitiendo que Gerd profundizara el beso

Chiara respondió el beso poco a poco, hasta que la respiración les hizo falta. Chiara le pidió que la bajara y el castaño obedeció sin soltarle la cintura, con la mano derecha acarició su cara deleitándose con las facciones de la pelinegra que había cerrado los ojos y sus manos se aferraban con un poco de nerviosismos a su cintura.

Su dedo recorrió desde su cara, pasando por el cuello, delineó la clavícula y su manó continuó bajando y se detuvo abruptamente en el nacimiento de su pecho; la respiración del castaño estaba acelerada, sin embargo se contuvo observando la preciosa imagen que tenía.

El pelo negro resaltaba a la luz de la luna, la cual se reflejaba grande y majestuosa sobre el lago dejando un camino de luz que parecía magnético y le impedía quitar la mirada.

Decidiosa tomó la mano de Gerd y la guió hacia su pecho estrujándolo sobre su mano, la fuerte descarga que sintió alteró su raspiración aún más, Gerd por su parte dejó de dudar y la acercó por completo a su cuerpo besándola con pasión, fiereza y necesidad. 

Mi Constelación Favorita (Los Inicios)Where stories live. Discover now