Capitulo 7

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Iolanthe desperto exaltada

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Iolanthe desperto exaltada. Miró a su alrededor con sigilo, estaba en el cuarto de Lucius y este no se encontraba ahí a su lado. Se levantó y miró la hora en el reloj del cuarto, eran las cinco de la madrugada. Se levantó de la cama sintiendo un fuerte dolor en su entrepierna y soltó un gemido de dolor. Tomó su varita que estaba encima del tocador y se colocó su ropa.

Se dirigió a su propia habitación, donde le cuerpo de Narcisa y otros dos hombres se encontraban dormidos dejando a su amiga en medio, completamente desnudos y solo cubiertos por la sabana verde. Se metió a la ducha y se dió un rapido baño, deseando que el agua de la regadera se llevará consigo todo rastro de aquella pesadilla que había tenido. Se colocó el uniforme y dejó su mojado cabello suelto, tomó su mochila colocandosela en el hombro, para despues salir de la destruida sala común. 

No sin antes tomar una fotografía de Regulus sin camisa dormido sobre Theodore Nott con Barty encima de ambos.

Lo gracioso de la escena no era que estuvieran dormidos juntos, sino que Regulus tenía escrito en el pecho: Theo Lover y Barty tenía escrito: Manzanita en la frente.

Y si Iolanthe había pasado junto al cuarto de los Lestrange, completamente abierto y había visto a Bellatrix desnuda sobre Severus y entre Rabastan y Rodolphus, todos dormidos, ella no dijo nada.

Anduvo por los pasillos, abrazandose a si misma, sintiendo la brisa fresca de la mañana y lamentandose el no haberse colocado un sueter. Era obvio que aun era demasiado temprano como para que cualquier maestro estuviera a la vista, nisiquiera Filch debía estar despierto aún. Camino sin rumbo durante unos largos minutos, intentando desaparecer las imagenes de la pesadilla de su mente, hasta que llegó frente a la Sala de Menesteres, encontrandose con alguien que la hizo sonreír sonrojada y sentir una enorme paz.

—¿Pesadillas de nuevo, rojita?—preguntoél  acariciando su mejilla con ternura.

—La misma de siempre.—admitió soltando un suspiro con pesadez y abrazandose a si misma.—¿Tú que haces despierto?—pregunto ladeando la cabeza.

—Sentí que estabas mal.—respondió sinceramente y ella volvió a sonreír.

Caminaron tres veces frente a la sala y una puerta apareció, mostrando ante ellos una preciosa habitacion en tonos sobrios con una gran y suave cama. Ambos se acostaron en ella, Iolanthe sobre su pecho mientras el acariciba delicadamente sus cabellos, dejando sus manos libres unidas.

—Gracias por estar aquí, Sirius.—murmuró sonrojada contra su pecho, dejandose llevar por la tranquilidad.

—Siempre estare ahí para ti, cariño. Siempre.—afirmó el, besando su coronilla.

No muchas personas lo sabían, pero Sirius Black siempre fue bueno con la menor de los Potter, en realidad, los merodeadores jamás habían realizado ni una sola broma en contra de la joven porque sabían que Sirius estaba en contra. Incluso cuando hacían bromas para los Slytheirn, Iolanthe nunca sufría de estas. Sin embargo, su relación se volvió especial en el verano del segundo año de Sirius, cuando se quedó en casa de los Potter y la pequeña Iolanthe despertó asustada, gritando.

El estaba despierto y cerca de su habitación ya que había bajado por un vaso, por lo que había entrado rapidamente a su habitación, para ver que la pequeña Iolanthe estuviera bien. 

—¿Qué ha pasado?—pregunto asustado el pequeño Sirius Black, vestido con su pijama de perritos, cortesía de Euphemia.

—Tu-tuve u-una pesadi-dilla...—murmuró la niña de bata rosada con lagrimas en los ojos sin dejar de llorar.—Mi-Mis papás...estaban muertos...asesinados...¡No quiero que mueran!—exclamó volviendo a llorar con fuerza.

—¡Tranquila! ¡Tranquila!—exclamo Sirius, subiendose a la cama de la niña y la abrazo.—Todo va a estar bien, ¿si? —la apreto calidamente.—Prometó que siempre protegere a ti y a tu familia, ¿si?

—Pero...eres solo un niño.—ella lo miró incredula pero Sirius sonrió de lado.

—Pero, aunque no me guste mi familia, soy un Black y nadie nos vence facilmente.—afirmó orgulloso y ella sonrió.—anda, vuelve a acostarte, me quedaré hasta que duermas.—dijo recostandose a su lado.

—¿Lo prometes?—pregunto Iolanthe, imitandolo.

—Lo prometo.—aseguro asintiendo repetidas veces.

—¿Por la garrita?—extendió su meñique derecho.

—Por la garrita.—entrelazo su meñique con el de ella.

Sirius se quedo ahí un largo rato, viendo a la hermosa niña de alborotados cabellos rojo como el fuego, dormir tranquila. 

A la mañana siguiente, cuando Iolanthe despertó más tranquila, Sirius ya no estaba en su cama. Se levantó abrazada a su peluche favorito, una fresa de veinte centimetros, que, ironicamente se llamaba galleta.

—¡A un lado, Lanthy!—exclamo James corriendo y casi empujandola al pasar para llegar a las escaleras. 

Sirius paso a su lado y le sonrió. 

—¡James! ¡Respeta a la niña!—le riño Sirius y se le lanzó encima, cayendo ambos por las escaleras.

Iolanthe río.

A partir de entonces, la relación entre Sirius y Iolanthe era especial. El siempre sabía cuando ella estaba mal y ella estaba segura que en esos momentos el aparecería para estar con ella. 

De alguna manera, Iolanthe sintió que traicionaba a Sirius al haber dormido con Malfoy la noche anterior. Era algo estúpido si consideraba el hecho de que Sirius había dormido con casi todo Hogwarts igual que su hermano, pero así lo sentía.

—Sirius.—lo llamó nerviosa.

—Dime.—dijo Sirius con los ojos cerrados sin dejar de acariciar su largo cabello.

—Dormí con Lucius.—dijo Iolanthe y sintió a Sirius tensarse.

Sirius tuvo que hacer uso de todo su autocontrol (que realmente era poco) para no soltarse a llorar de rabia. Se contuvo, porque sabía que Iolanthe tenía derecho a tener parejas y divertirse, tal y como el lo hacía. No iba a reprocharselo.

—Si te hace daño solo dimelo, te aseguro que no sabra que lo golpeo con todo lo que le pasara.—dijo con seriedad.

Iolanthe se levanto sosteniendose en su codo y miró a Sirius. Se veía tan guapo con su cabello despeinado y su rostro serio. Sabía que estaba molesto, lo conocía bien. Beso su mejilla y volvió a acostarse sobre su pecho.

—Duerme un poco, fresita. Estare aquí para levantarte a tiempo.—prometió Sirius.

—¿Lo prometes?, no quiero perderme ninguna clase.—murmuró Iolanthe adormilada.

—Lo prometo.—dijo besando su frente.

—¿Por la garrita?

—Por la garrita. 

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Soulmate's Potion [Sirius Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora