Capitulo 9

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El tiempo pasaba realmente rapido, en especial cuando la pasabas bien

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El tiempo pasaba realmente rapido, en especial cuando la pasabas bien. Ese era el caso para Iolanthe Potter, quien antes de darse cuenta ya se encontraba iniciando su sexto año en Hogwarts.

Para Iolanthe, parecía que solo había sido ayer cuando Lucius empezaba a cortejarla, y esta navidad estaban por cumplir su primer aniversario como pareja.

Se sentía feliz y completa a lado del heredero de los Malfoy, puesto que aunque esté siempre mostraba una postura fría, arrogante e incluso aveces insensible para con los demás, con ella era una persona totalmente diferente.

Aún podía recordar nítidamente como le había pedido ser su novia en cuanto dieron las doce y ya era navidad. Se había arrodillado entre la nieve y recitado un poema citado específicamente para ella:

Y aunque mi corazón deje de latir
Para ti siempre estaré.
Amor mío, quédate aquí
Que yo te haré feliz.
Prometo protegerte y cuidarte
Toda la vida,
Ante mis mayores y contrincantes.
Mi corazón es tuyo
Hoy y siempre
Amada mía

Iolanthe en ese punto ya sentía un enorme fuego de amor por Lucius, una llama que parecía nunca apagarse. Se había lanzado hacia sus brazos y se dieron un profundo y largo beso que terminó en ellos en la habitación de Lucius haciendo el amor.

Esa también había sido la primera vez que piso Malfoy Manor. Los padres de Lucius habían fallecido ya hace unos dos años, por lo que él era el único heredero de la fortuna Malfoy, cosa que lo hacía un gran prospecto para muchas familias sangre puras que querían concretar matrimonios arreglados.

Incluso estaba el caso de Narcisa, a quien su madre casi mata cuando se enteró que Lucius salía con Iolanthe, puesto que siempre había querido al joven como marido para la menor de sus hijas.

Aunque Narcisa estaba feliz, ella por ningún motivo desearía casarse con Lucius. Lo consideraba demasiado arrogante para su gusto y prefería seguir disfrutando su soltería hasta la Poción de Almas Gemelas.

En el pasado, la Poción de Almas Gemelas había sido el tema favorito de Iolanthe Potter desde que tenía cinco años y sus padres le contaron que eran almas gemelas.

Dicha poción solo podían realizarla los de séptimo grado, pues era sumamente complicada y hasta un poco riesgosa.

Su procedimiento era similar al de la poción Armontentia, sin embargo, esta no te brindaba el olor de la persona que amabas, sino que, ingresando un poco de tu sangre, expulsaba el nombre del mago o bruja que fuera tu alma gemela.

Las almas gemelas no podían cambiar, eran parejas destinadas desde su nacimiento. Nadie podía amarse más que ellos mismos.

Y a Iolanthe le parecía sumamente romántica la idea.

Estaba segura de que la poción de Lucius, cuando la realizara en marzo, saldría el nombre de ella. Era prácticamente imposible que no fuera así. Incluso Lucius y todos los demás Slytherin estaban de acuerdo en ello.

Lucius Malfoy y Iolanthe Potter eran el uno para el otro.

Sentada frente a la chimenea de la sala común, tejía un suéter para Narcisa, quien, a su lado, también hacía lo mismo pero para Iolanthe.

La joven Potter se puso a pensar en su vida, pronto, más precisamente ese ciclo escolar, Narcisa y Severus terminarían Hogwarts, lo que significaba que el plan de escape de los cuatro debían iniciarse, pero Iolanthe ya no estaba tan segura de eso.

Claramente no quería quedarse ahí durante la guerra, pero ahora no estaba sola. Tenía una relación con Lucius y dudaba mucho que él estuviera de acuerdo con la loca idea de vivir con otros tres jóvenes en un departamento o casa ubicado en zona de muggles. Casi podía escucharlo decir que eso era una estupidez.

Ese tema la tenía preocupada, pues aunque sus amigos no le habían cuestionado nada, sabía que también se preguntaban lo mismo. Si siempre si se iría con ellos o se quedaría en Londres, junto a Lucius.

Por otra parte, tenía una preocupación más: Regulus Black. Su querido hermano del alma estaba enamorado y solo se lo pudo contar a ella.

En cuanto le había confesado quien era la persona por la que su corazón latía desbocado en cuanto sus ojos veían su figura, se emocionó mucho. Pensar en Regulus con pareja la hacía muy feliz y la ponía a fantasear con la idea de que podrían hacer citas dobles con sus respectivas parejas y que serían los padrinos mutuamente de sus hijos.

Pero no todo era color de rosa, y el quien era la persona en cuestión, era verdaderamente un problema por dos razones: la sociedad y los mismos temores de Regulus.

Iolanthe salió de sus pensamientos en cuanto la puerta de la Sala común fue abierta y por ella ingresaron los hermanos Lestrange, Bellatrix Lestrange, Barty Crouch Jr, Theodore Nott, los hermanos Carrow y por último, la persona que hizo sonreír a Iolanthe: su novio, Lucius Malfoy.

La chica se levantó y corrió feliz a besar y abrazar a su pareja, quien la apretó contra si y respondió el beso con entusiasmo.

—Hola, chicos.—saludo Iolanthe sonrojada en cuanto se separó de Lucius. —¿De que hablaban?—pregunto curiosa al recordar como cuando entraron parecían hablar de algo muy serio.

Sintió a Lucius tensarse a su lado y vio a Barty y Theodore hacer una mueca, a diferencia de los demás, quienes parecían complacidos, incluso alegres de su pregunta.

—Hablamos de algo que debe interesarte, Lanthy.—sonrió Bellatrix y un escalofrío recorrió a Iolanthe al reconocer que no era su sonrisa amable, sino la sádica que a veces ponía.

—Es de la poción de Almas Gemelas.—intervino Lucius con una sonrisa tensa.—Cariño, ¿podrías esperarme en el cuarto? Quiero desestresarme un rato a tu lado.—beso su mejilla.

—Pero...¿seguro que era eso?—pregunto con cierta timidez al ver la mirada penetrante de los Lestrange y Bellatrix sobre Lucius.

—Por supuesto, anda, ve. Iré enseguida.—aseguró y Iolanthe asintió lentamente, nada convencida.

Mientras Iolanthe se dirigía a la habitación de su novio, dirigió una mirada elocuente a Narcisa, quien rápidamente interpretó que debía prestar atención a aquel grupito y le asintió discretamente, en una promesa no verbal de contarle lo que descubriera.

En cuanto estuvo en el cuarto de su novio, no pudo evitar recordar que había estado muy extraño desde las vacaciones de verano. Se le veía más arrogante y presuntuoso, pero también más unido al grupo de los Lestrange y solía molestar más a los nacidos de muggle, ocasionando peleas entre ellos a veces.

—Ya estoy aquí, mi vida.—dijo Lucius entrando y besándola—te extrañe mucho.

—Nos vimos hace dos horas.—repuso ella con diversión.

—Un minuto sin ti ya es una eternidad—dramatizó el, besándola profundamente.

Y mientras Lucius desabrochaba su blusa y comenzaba a amamantarse de sus senos, Iolanthe suspiró de excitación y pensó que lo que sea que fuera que su novio le ocultaba, no podría nunca ser tan malo.

No cuando el la amaba tanto y ella a él.

Soulmate's Potion [Sirius Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora