Capítulo 10|Todo está jodido

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Noah

Mire mi reflejo en el espejo. La sangre que salía de las heridas de mi rostro se mezclaban con el agua dejando gotas descoloridas sobre el lavabo del baño.

Algunas ardían y punzaban, otras solamente se perdían porque me enfocaba en las heridas más graves, tal vez necesitaré unas pocas puntadas en la frente, pero no puedo ir al hospital... el más cercano es donde mi abuela trabaja, y la segunda opción tardan horas para atender.

—Noah —llamó Tessa desde la puerta de mi habitación.

—¿Qué?

No respondió por unos segundos—Alguien te manda esto.

No salí del baño pues si ella me veía así incluía que Marybel también se diera cuenta de que tuve otra pelea, y eso solo me llevaría a explicarle toda la mierda que pasó hoy.

—¿Qué es? —pasé mis ojos por la puerta entre abierta, sin embargo, no logré ver nada.

—Una carta, la dejaré en tu cama.

—¿Quién te la dio? —mojé mis manos con agua, intentando quitar la sangre que salía de mi frente.

—Gohan.

Bufé.

Ese chico es intenso de verdad.

—Pero creo que no es de él —fruncí el entrecejo—, o algo así logre escuchar.

Después de que ella saliera de mi habitación, me senté en mi cama con trapo en mano para que logre absorber todo el líquido rojo que se negaba a detener.
Observe la carta, esta era de hoja de cuaderno escolar y doblada en tres partes, la tomé con mi mano libre y la abrí de una vez.
Al abrirla me di cuenta de que venía otra hoja dentro, al parecer quien la envió tenía mucho que decirme, observe la letra... se parecía mucho a la de Ben.

Lo observé a lo lejos, estaba ahí. El hijo de puta estaba ahí, riendo e importándole una mierda lo que había salido de su asquerosa boca el día de ayer, tal vez creía que no iba a enterarme, pero tarde o temprano me doy cuenta de todo.

Me acerqué rápidamente a él, hace un tiempo que ni siquiera cruzamos miradas, pero eso va a cambiar el día de hoy.

Lo tomé de la manga del suéter con fuerza y lo arrastré hasta la parte más solitaria de la preparatoria, mientras él luchaba por soltarse pateando al aire, lo que no funcionó en lo absoluto.

—¡¿Qué mierda te pasa?! —lo empujé a la pared de un aula ya cuando no había nadie al rededor. Su espalda chocó contra esta, pero logró poner sus manos antes de caer al suelo —¿Qué fue lo que les dijiste? —hablé con voz grave.

Molesto pues acababa de destrozarme más.

—¿Yo? ¿De qué hablas?

—¡Sabes bien de que estoy hablado, no te hagas estúpido! —Se levantó y sacudió su pantalón como si nada hubiera pasado —No seas hijo de perra, Ben —lo miré con desprecio—. Te conté cosas que nunca antes le había dicho alguien.

—Pues ese fue tu error —respondió con indiferencia—, no me culpes por eso.

Pasaron unos segundos en los que no pude analizar sus palabras, o más bien, no quería creer lo que había dicho.
¿Ese era Ben? ¿Él que alguna vez fue mi amigo?

CONQUISTANDO EL CORAZÓN | BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora