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Narrador omnisciente

Mildred y Ethel llegaron a la academia Cakle en la noche cuando ya la luna estaba en su punto más alto. Esto claro, no pasó desapercibido por la madre de Mildred quien se encontraba preocupada por saber donde se encontraba su hija, así que cuando la castaña entró por la puerta junto a la rubia, la madre de Mildred sintió un peso menos de encima y también sintió un gran enojo.

— ¿¡Dónde estabas jovencita?! — cuestionó más enojada que preocupada Julie. — ¡Casi llamo a la señorita Hardbroom para ir a buscarte ! —.

— Tranquila mamá estoy bien, Ethel y yo... — la castaña fue interrumpida.

—¡¿Ethel?! — Julie habló y la nombrada miró a su profesora de artes. — ¡Claro!, quién más podía meter a mi hija en estos problemas. Escuchame bien Ethel, ya he soportado mucho de ti pero si metes a Mildred en problemas. Te las veras conmigo, conocerás la ira de una Hubble — sentenció severamente la mujer entre cerrando los ojos

— Si es igual a los hechizos de Mildred entonces no debo temer mucho — aseguró entre dientes la ojiazul mientras desviaba la mirada. Aun así, necesitaba calmar la ira de la madre de Mildred para que esta pudiera ir con ella. — Lo que quiero decir es, perdón señorita Hubble. Yo iba por el bosque buscando lirios para una pocion y me encontré a Mildred, ella sugirió ayudarme, entonces caminamos mucho y cuando menos nos dimos cuenta ya era de noche — mintió astutamente la rubia, luego dirigió una mirada a Mildred para que le siguiese el juego.

— S-si, le tuve que ayudar a Ethel pero ella no me hizo nada — asintió repetidamente la chica de ojos cafés.

— Esta bien, pero recuerda lo que te digo Ethel — la mencionada asintió segura. — Y tú señorita — miró a su hija, — Estas castigada por llegar tan tarde, esto no es un hotel. — dijo Julie.

— pero mamá... — Replicó la joven bruja de listón rojo.

— Pero nada, ahora debes quitarte ese polvo y ramas de encima. Te haré chocolate caliente y te cobijaras bien, no quiero que tengas un resfriado — finalizó la madre de Mildred.

Antes de marcharse junto a su mamá, Mildred dio una mirada cómplice a Ethel.

Las dos Hubble dieron la vuelta en dirección a la habitación de Julie, mientras se alejaban y el pasillo quedaba solo, por un momento Ethel quiso ser Mildred para ser amada de la forma en que ella lo es.

El nuevo día había llegado y todas las alumnas en el grupo de Mildred se encontraban en la clase de la señorita Bat, quien sin siquiera empezar ya se encontraba dormida. Por esto mismo, todas se encontraban de pie y platicando animadamente, Mildred no era la excepción.

La chica de trenzas se encontraba platicando con Enid y Maud, pero la rubia tenía otros planes para ella. Se acercó al grupo de tres y miró únicamente a Mildred ignorando a las otras dos como si no existieran.
— Mildred, hay que irnos — dió una mirada de complicidad a la ya nombrada.

Mildred se puso de pie pero Enid tomó su brazo y la detuvo, — Mildred no ira contigo a ninguna parte — se interpuso la chica oscura entre Mildred y Ethel.

— Si lo hará — asintió retante la rubia.

— Claro que no, Mildred es tuya y no la puedes sacar de la clase —  replicó la chica de cabello oscuro.

Finalmente, Mildred intervinó — Esta bien Enid, Ethel y yo íbamos a hacer algo, no tardaremos — .

— Millie, no puedes saltarte la clase — Maud no estaba de acuerdo con dejar a Mildred ir con Ethel, conociendo sus trucos que la mayoría del tiempo buscaban dañar a la castaña.

EGOIST-MITHEL LA PEOR BRUJA Where stories live. Discover now