Aquellos a quienes cuidamos

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La vida se movía de manera muy diferente en la ciudad. Comparado con la vida templada y tranquila de Tokai, el ritmo de la vida diaria en la ciudad era como un ciclo fluido. Todo y todos se encontraban en un estado de movimiento constante. Las multitudes se tornaban en hordas dentro de las intersecciones de las concurridas calles, caminando hacia sus destinos entre cientos, no, entre miles de otras personas. Los edificios se estiraban hacia lo más alto del cielo, eclipsando la luz del sol. Era un lugar que sin esfuerzo hacía ver pequeña a su ciudad por lo menos unas cien veces más, y eso simplemente no era una exageración. Aquí, estas dos no eran más que dos gotas en el océano. Dos rostros idénticos entre una masa de otros. Una mirada a sus pasos sin rumbo y ojos que miraban a todas partes delataban que obviamente no eran de por esos lares.

- Hey. Miku, Yotsuba. – Fuutarou se aproximó a ambos, alzando una mano en alto para saludarlas. Se encontraban en una pequeña plaza, luego de atravesar las calles más concurridas de Tokio. – Ha pasado un tiempo. ¿Las hice esperar mucho?

- ¡Uesugi-san! – Yotsuba comenzó a saltar. Tenía los brazos levantados muy por encima de la cabeza, saludándolo con los brazos abiertos. – ¡Ha pasado mucho tiempo! ¡Mírate, cómo has crecido!

- Solo han pasado dos meses, Yotsuba. – se rio Fuutarou. – ¿Cómo has—?

Rápidamente se encontró con dos brazos envolviéndole el torso con fuerza. Un cabello castaño se había acunado en su pecho antes de encontrarse con un par de ojos azul oscuro levantando la mirada en su dirección. – Te hemos extrañado mucho, Fuutarou. – Miku sonrió antes de soltarlo. – En realidad sí te ves algo diferente. Mucho más... maduro, creo.

- ¡Como un verdadero chico de la ciudad! – exclamó Yotsuba. – Mírate, Fuutarou Uesugi. ¡Un verdadero estudiante de la Universidad de Tokio! Suena muy bien, ¿no te parece?

- Como dije, solo han transcurrido dos meses. – Las miró a ambos. – Pero yo también las he extrañado a ustedes. Es bueno ver que las dos estén bien.

- ¡De verdad tienes que esforzarte más para mantener el contacto! – exclamó Yotsuba, levantando su teléfono para mostrarle la pantalla en las narices. – Mira esto, apenas si te mantienes actualizado en nuestro chat grupal. Apenas si nos respondes una vez cada varios días.

- ¿Oh, eso? Tuve que apagar las alertas.

- ¡¿Qué?! ¿Por qué?

- Porque si no, seguiría sonando a cada rato durante las conferencias. Ustedes solo hablan, hablan, y hablan, y si mal no recuerdo, eras la que se la pasaba llamándome mientras estoy en clase.

- ¡Entonces ven a visitarnos en casa! ¡Así no habrá ningún problema!

- ¿Y tú crees que los boletos de Tokio a Tokai son baratos? Quiero decir, claro que planeo ir de visita pronto, pero todavía hay mucho a lo que tengo que acostumbrarme, vivir en la ciudad y todo eso. Probablemente los veré a todos durante el siguiente período de vacaciones largas.

- En ese caso – intervino Miku – ¿conoces por lo menos un lugar que podrías mostrarnos? ¿Tal vez un sitio donde podamos sentarnos y charlar? Después de todo, tenemos mucho tiempo antes de la premier de esta noche.

- Buena idea. – dijo Fuutarou. Echó una mirada a su alrededor. – Parece que ya empieza a amontonarse algo la gente por aquí. Esta área no se encuentra muy lejos de mi campus, así que he escuchado de algunos lugares a donde les gusta ir a los estudiantes. ¿Qué era eso que les gustaba? ¿Parfaits?

Después de unas cuantas calles y vueltas en las esquinas, Fuutarou, Miku, y Yotsuba se encontraron sentados en una mesa al aire libre en una heladería. Una sombrilla brillante estaba abierta sobre sus cabezas, logrando crear un balance perfecto entre el calor del verano y la fresca brisa que pasaba por el lugar. Había tres enormes vasos llenos a rebosar de helado, espuma y toppings presentes en los extremos de la mesa. Había uno de vainilla simple sin toppings para Fuutarou; uno de chocolate y matcha con crema batida, una galleta wafer de chocolate, nueces cortadas y una cereza para Miku; y una abominación llena de azúcar de colores mezclados y sobrecargada de toppings para Yotsuba.

Todo de míWhere stories live. Discover now