9.

547 31 0
                                    

— ¿Y a qué se debe esta invitación tan repentina? ¿Me extrañaste tan pronto? Si tan solo nos vimos hace un par de días.

— Tampoco te creas la gran cosa.

— No lo hago, es solo que se me hizo un poco extraño.

— Según mi madre era una buena idea para recordar viejos tiempos y sentirnos jóvenes de nuevo.

— ¿Eh?

— Sí, lo sé. A pesar de sonar tan raro decidí que quería salir contigo.

Ella no respondió, solo se escuchaba el sonido del motor en el ambiente. Estar con ella nuevamente dentro de un taxi me hace recordar los momentos antes de que se subiera al avión. Intenté no pensar en esas cosas.

— Me alegra que lo decidieras.

Terminó por decir antes de bajar del vehículo.

— Entonces, ¿Qué tienes planeado?

— Sinceramente nada.

— Vaya, debes de ser pésimo con las citas.

— ¿Ci-Citas?

Me di cuenta del cambio de expresión, pareciera que no supo lo que dijo hasta oírlo en su propia voz.

— Olvídalo.

Intenté cambiar de tema para que las cosas no parecieran incómodas.

— Lamento no haberlo pensado mejor pero vamos por algo de pizza, sé que adoras la comida rápida. ¿Te parece?

Creo haber elegido un buen inicio pues logré verle cambiar de expresión.

— Claro que sí.

Durante estos días he intentado aceptar que Allison ha vuelto a mi vida por un tiempo. Hace algunos años atrás eso me parecería imposible pero no todo siempre puede resultar como uno quiere.

— Pedido para la señorita idiota.

— Ja-ja, muy gracioso.

Me respondió con un notorio sarcasmo. Dejé la bandeja sobre la mesa y me senté enfrente de ella.

— Espero sea de tu agrado...

— No estés nervioso.

— ¿Nervioso? ¿Yo?

— Claro. Desde que fuiste por mí te he notado nervioso. No lo estés, sé que esto es algo raro pero quisiera pasar el rato contigo. Sin presiones, Marco, solo un rato juntos. ¿Sí?

— E-Esta bien. Sí, me parece bien. Discúlpame.

— No te preocupes, igual te doy crédito por el esfuerzo aunque te veas más extraño de lo normal ja ja

— Eso, búrlate, enana. Ja

— Vago.

— Idiota.

— Tarad-

Ambos nos miramos algo sorprendidos, no era para menos pues esos adjetivos eran algo de todos los días hace tanto tiempo atrás.

— Solo come, tarada.

Nuestra conversación abordaba de temas variados mientras disfrutábamos de la pizza. Ella me contaba de su trabajo y yo sobre la universidad. Por ratos hubo risas, bromas, y siempre ese afán tan conocido de molestar al otro. Pareciera como si el tiempo no hubiera pasado.

—... y luego Sel empezó a frecuentar con ese chico.

— Ya veo porqué son tan amigas, son igual de locas.

De verdad, te amo...  (Segunda parte de "PRIMOS...")Where stories live. Discover now