«Congeláremos el infierno si eso es lo que quieres, lo quemaremos y encenizaremos si así lo deseas, pero no nos pidas que te excluyamos de el, porque ese es el lugar al que perteneces y pertenecerás siempre, Evania.»
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C A P Í T U L O "12"
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E V A N I A
—¡Suéltame idiota!—me removí bruscamente para que me soltara pero fue algo imposible, el hombre tenía mucha más que fuerza que yo. Cerró la puerta detrás de su cuerpo, y me empujó bruscamente sobre uno de mis sillones.
—Cállate.—me miró enojado cuando se dio cuenta que en cualquier momento comenzaría a gritar.
Se acercó a mi con una cuerda entre sus manos, intenté colocarme de pie para correr pero fue imposible cuando aquel hombre saltó sobre mi atrapándome y amordazándome, mis manos y pies fueron atados, mi boca tenía una tela que la cubría por lo que me era imposible gritar o pedir auxilio.
El hombre cuando terminó comenzó a revisar cosa por cosa en mi departamento dejando todo completamente desorganizado, gruñí enojada, me había costado bastante dejar todas mis cosas en orden como para que él viniera y dañara todo, en ningún momento dejé de observarlo estaba alerta por si llegaba a intentar algo, me miró sobre su hombro y caminó hacia mi habitación me sobresalte aunque realmente no tuviera nada malo, no tenía nada escondido puesto que lo único que había tenido altamente peligroso habían sido la carpeta y la USB que había entregado a los Turcotte así que realmente no me preocupaba que encontrara algo.
Pero, ¿Qué era lo que estaba buscando?, me era bastante extraño que dentro de todos los departamentos de la ciudad justamente vinieran a asaltar el mío, sabía en el fondo que todo eso tenía que ver con los hermanos Turcotte, sin embargo ¿Qué relación tenía ese hombre con ellos?, no era la más allegada a los hermanos pero aún así sabía que a ese hombre jamás lo había visto antes ni por causalidad, entonces... ¿Por qué estaba justamente en mi departamento?.
Podía deducir que alguien sabía que yo les había guardado la carpeta y la USB a los Turcotte, eso me metió en problemas, siempre lo supe, incluso desde que los salve sabía que me metería en uno que otro problema por ayudarlos pero jamás pensé que fuera tan pronto.
Me sobresalte cuando me di cuenta que el hombre estaba enfrente mío repasándome con la mirada, me sentí ligeramente asqueada por eso.
—Evania Gallant, veintiún años, estudiante de derecho último semestre. Nacida en Irlanda sin embargo se mudó a Chicago solamente a los dos años de edad, hablas cinco idiomas, no tienes una relación actualmente y no cuentas tampoco con algún antecedente penal—leyó la hoja que tenía en sus manos. Entrecerré mis ojos y lo miré acusatoria, ¿Me estaba espiando acaso?, el hombre solo sonrió y dejó la hoja con toda mi información sobre la mesa de cristal que había en la sala—, es interesante... pero es más interesante saber qué huiste de tu casa, ¿No dirás nada?—me miró con una sonrisa.
Enarqué una de mis cejas sin creer que fuera un secuestrador tan estúpido.
Sonrío divertido al ver mi reacción, sin delicadeza alguna retiró la tela de mis labios. Los hidrate con la lengua y lo miré bastante mal.
