9

1.1K 146 84
                                    

Efectivamente Thoma tenía fetiches algo... Curiosos.

Estaba sentado observando como Lumine chorreaba sudor y pegaba con todas sus ganas al saco.

Miró el reloj y después a ella. Ya habían pasado quince minutos y ella no había descansado en ningún momento. Y más; sentía que cada minuto que pasaba, más energía metía.

Hacía rato que se quitó los guantes porque ya había visto que no los iba a necesitar para nada.

Se levantó y se puso al lado de Lumine y sonrió mirándola.

Era linda. Incluso cuando sudaba y tenía la cara como un tomate y una mirada asesina.

—Lumine, debes de dejarlo ya. Debes de beber agua y descansar los bíceps.

—No quiero. No estoy dando lo suficiente...

Thoma ladeó la cabeza confuso.

—¿A qué te refieres?

—¡Dijiste que si daba una buena, me llevarías a un sitio muy bonito! ¡Y el saco solo se ha movido dos centímetros!

Él cogió la muñeca de Lumine con cuidado, y empezó a reírse para apartarla lentamente.

—¿Sabes que te iba a invitar igual? Solo quería que la gente viera que la gente está motivada para pegar un saco... Venga, siéntate que te traigo una botella de agua. Debes de estar agotado.

Él acompañó a Lumine hasta el banquillo, y la sentó para quitarle los guantes y masajear un poco sus muñecas.

—Seguro que mientes. No me habrías invitado si no hubiera hecho nada.

Él levantó una ceja reprochante mirándola, y al recibir una mirada molesta, suspiró.

—No te enfades. Sacas conclusiones precipitadas y acusas con el dedo a los demás. Ni tú ni yo sabemos nada de lo que puede suceder después... Pero, sí te afirmo que quiero ir contigo, si las circunstancias nos dejan.

A la mierda que ella tuviera novio, su novio era un capullo.

—Queda un mes aún, pero aún así ves pensando ahora el si quieres ir conmigo o no... Si prefieres que no sea así, sin duda me lo puedes decir que no pasa nada, pero como escuché que querías ir y nadie te acompaña, aunque sea te acompaño yo y te invito a algo y no pasas esa noche sola.

Y cuando acabó de decir eso, él se fue a la máquina expendedora para coger una botella de agua.

Ella solo se quedó observando como se alejaba pensativa.

Si su padre se enteraba que salía con alguien -sobretodo un chico que no fuera su novio- la mataba. Si Childe se enteraba que salía con alguien -sobretodo un chico que no fuera él- la mataría.

Quería decir que sí, porque era un acto muy bonito y noble por su parte, y aunque algunas veces discutieran, sabía que salir a la calle con ese chico iba a ser genial.

Pero, ¿por qué iba a acceder a hacer una cosa que iba a provocar que perdiera más a que ganara?

Aparte, ¿no era una cita? No puede tener citas estando con su novio.

—Toma.

Él se sentó a su lado y le entregó la botella, para sonreír tranquilo.

—No hace falta que me devuelvas el dinero, ya me lo pagarás saliendo conmigo.

Lo miró de reojo y sonrió algo avergonzada, para afirmar con su cabeza y beber.

—Thoma... Childe siempre me revisa el teléfono, ¿podrías darme tu número de teléfono? Y... Sé que es pedir mucho pero, ¿podrías ponerte alguna foto de perfil que no tenga nada que ver con un chico? Es que... Bueno...

Comenzó a jugar con sus pies clavando su mirada al suelo. Era malditamente penosa.

—¡Claro! Igualmente tengo una foto de una foca tumbada así que creo que eso es suficiente... Pero sí, así podemos hablar aunque sea un poco.

Lumine entregó su móvil a Thoma y él escribió su nombre.

—Ponme el nombre que quieras. Intentaré hablar máximo en clave contigo.

Él alzó su pulgar mientras sonreía ampliamente como un niño, y ella lo miró para también sonreír, y cogerle de la mejilla para estirarsela.

—Serás mi compañera de clase. Hablaremos de deberes y de quedar para estudiar, ¿te parece bien?

—Oh, Lumine, ojalá ser tu compañera de clase, ¡imagínate verte cada hora con uniforme! Es que yo no me concentro, ¡repetiría curso por tu culpa!

Ella abrió la boca fingiendo indignación, y abrió la botella para tirarle agua en la cara.

—Menudo pervertido. Los uniformes no existen para ser sexualizados.

—Vale, vale, perdón señorita seria... Pero eso sí... Para hablar y quedar conmigo hay una condición.

Thoma se acercó a la cara de Lumine con una sonrisa perversa, y a escasos centímetros de ella, entrecerró sus ojos.

—Si quedamos, vendrás con falda.

—Espera, ¿qué?

Frunció el ceño mirándole, aunque, sus manos temblaban. Quería apartar la mirada, pero entonces él sabría que se estaba poniendo nerviosa.

Y antes era su ego que cualquier hombre.

—Lo que escuchas. Quiero que al quedar conmigo lleves una falda. Y una corta.

—¿Eres idiota? No voy a llevar una falda para ti; y mucho menos si tú me lo exiges.

—¿Ah? Tienes miedo de que no me pueda controlar al verte en falda, ¿cierto? Vamos Lumine, los dos sabemos que quieres quedar conmigo, y sabes que si vienes con falda, ganarás muchísimos puntos.

Y aunque viniera con pantalón, pero la falda era muchísimo mejor.

—Aparte, te llevaré en mi coche y te llevaré a muchos sitios, ¿no crees que es algo injusto que no me des lo que yo quiero? Vamos, te trataré como a toda una princesa.

Él bajó su mirada a sus labios, provocando que la otra se desmoronara ahí mismo.

Giró su cabeza cerrando los ojos con fuerza, intentando controlar el ardor en sus mejillas, y negó con la cabeza con frenesí.

—Thoma, tengo novio, no me gustan este tipo de bromas.

—Ojalá fuera una broma cariño, pero no puedo aguantar mis ganas viendo a una chica tan bonita como tú.

Y como todo un campeón, él se levantó y acarició su cabeza.

—Me voy a tomar un café, tómate esto como un descanso y ve a ver cómo está tu hermano. Si te vas avísame por mensaje.

Ella solo afirmó mirándole con un gran brillo en los ojos, y cuando él se fue, ella solo se tapó la cara avergonzada.

Todo lo que decía Thoma no tenía sentido, pero aún así le hacía sentir tontas mariposas en el estómago.

Amaba a Childe, que nadie la malinterpretara, pero, ¿cómo resistirse a un chico que sabía dónde atacar? Aparte, Thoma era muy guapo y su voz era muy bonita.

Este chico debía de ligarse a muchas chicas, y era consciente que ella jamás iba a ser la única.

Pero... Él estaba provocando que a ella le gustara lo prohibido.

Iba a hacer todo lo posible para que pudieran quedar aquella noche. Tenía muchísima curiosidad del como sería Thoma con ella.

Rezaría cada noche para que nadie se interpusiera.

Thoma; put on your boxing gloves [pt. 1]Where stories live. Discover now