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Ella aplaudió al ver como Thoma daba pasos agarrado del monitor que lo acompañaba, y al ver como él la miraba en busca de aprobación, ella le alzó el pulgar sonriente.

La última semana de Thoma. Aún le quedaba muchísima recuperación de por medio pero aunque sea, habían grandes avances.

—¡Lumine! ¡Mira! ¡Puedo caminar!

—Thoma, sabes que debes caminar con la muleta.

—¡Lumine mira, puedo ir directo hacia ti!

Al ver como Thoma se escapaba del monitor e iba hacia ella, al instante ella fue corriendo para agarrarle con un abrazo antes de que se cayera.

—Me siento muy orgullosa de ti Thoma, lo estás haciendo muy bien.

Y como premio, él recibió un suave y cariñoso beso en los labios.

—Pero haz lo que él te diga, ¿entendido? No te escapes para venir conmigo.

—Pero es que... Aunque te vea cada día, no es suficiente para mí porque estoy en la cama...

—Pero sabes que aún así yo te doy muy cariño.

El monitor agarró a Thoma y lo separó de ella para darle una muleta, y empezó a reírse al ver como él empezaba a discutir.

—¿Qué quieres? ¿Comerte la muleta?

—Thoma por favor, no seas tan agresivo.

—¡Estaba teniendo mi momento de gloria y tú vienes a joderme! ¡Menuda vergüenza das! ¡La hoja de reclamaciones!

El móvil de Lumine empezó a sonar, y ella se dio la vuelta para cogerlo.

—¿Sí?

—Lumine... Papá está muy enfadado contigo...

El tono quebrantado de Aether al instante la puso en alerta.

—¿Por qué?

—Mamá le ha dicho que tú te prostituyes y que ayer la trataste como una puta, que le hiciste creer a Diluc que ella le coqueteaba y que no era así... Aparte, ellos siguen pensando que Childe y tú seguís juntos y pues...

—Aether, hoy vete a dormir a la casa de tu amigo. Si vamos a discutir, prefiero que no estés delante.

Ya sabía lo que le tocaba.

Giró su cabeza y sonrió con pena viendo como Thoma se peleaba con la muleta con el monitor, y clavó sus ojos al suelo para suspirar.

—Lumine... ¿Qué pasa con papá y con mamá?

—Algo que jamás deberías de saber. Por favor, estoy con Thoma, cuando llegue quiero ver que no estás.

Aether quería decir que no, pero sabía que iba a tener muchísimos problemas con Lumine.

—Te quiero hermana.

Y ella colgó tapándose la boca.

Cerró sus ojos intentando controlar sus lágrimas, y respiró con fuerza para calmarse.

Al hacerlo, ella se acercó a Thoma y lo abrazó riéndose con dulzura.

—Perdónale, de verdad que es más simpático pero se enfada muy rápido... Me tengo que ir, ¿vale? Recuerda, mañana nos vemos a la misma hora.

—Lumine... Solo me falta una semana para irme.

—Lo sé cariño, estoy esperando con ansias ese día.

Los dos se despidieron con un bonito beso, y ella cogió sus cosas para seguir escuchando a la lejanía como Thoma seguía discutiendo.

Thoma era un idiota, pero era el idiota más único e inolvidable de su vida.

Thoma; put on your boxing gloves [pt. 1]Where stories live. Discover now