Theodore Grey

•Capítulo 28 "El Rencuentro"•

Theodore
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5 años después….

Siempre que Candace me despertaba por la mañanas, me queda viendo un punto fijo, como si deseara que un hoyo apareciera de momento, y se tragara el universo entero. Que cosa más locas pasaban por mi mente. Me puse de pie y decidí ir al baño, comencé a desnudarme, para tomar una ducha tranquila, hasta que Candase se metió conmigo, es hermosa pensé y nadie podía negarlo, tenía el cabello castaño y es alta como yo, tenía ojos miel, esbelta, piel de porcelana que le daba un aire a Barbie. Nadie duraría dos veces que es modelo de Victoria’s Secret ya que lo era.

La tome de la mano e hice una pequeña caricia con mi pulgar, ella dio un respingo hacia mi caricia y me regalo una sonrisa perfecta de esas que literalmente podían curar el cáncer,  después de acerco a mí y me abrazo, sabía que ella estaba perdidamente enamorada de mí, por la forma en que me veía  y se comportaba conmigo dejaba claras sus intenciones, pero yo no podía corresponderle como ella quería, mi corazón se quedó con una persona hace 5 años, esa persona ya no la conocía en la vida real, pero en mis sueños la veía diario sin ninguna falta. Regresaron de nuevo mis pensamientos con Candace y no dejaba de abrazarme, con uno de mis brazos cuidadosamente la acerque más a mí pecho y ella suspiro de felicidad, baje mi rostro hacia ella y busque sus pequeños labios para poder fusionarlos con los míos, el beso que nos dimos estaba cargado de pasión, ella bajo sus bragas y yo estaba desnudo, lo que paso a continuación era tan predecible que cuando la acorrale junto a la pared y la volví a besar tan violentamente no le sorprendió para nada, empezamos hacerlo en la ducha, mientras el agua hidrataba nuestros cuerpos, cuando terminamos ella volteo a verme con tanto amor que hizo que algo se rompiera en mi interior por la culpa de no amarla como ella lo merecía.

—Te voy a extraña horrible. —murmuro mientras se secaba su cuerpo desnudo con la toalla. —Pero en unos días iré a Seattle a verte.

Le regale mi mejor sonrisa y ella tembló de la emoción.

—Eres fantástica. —me acerque a ella y le acaricie el cabello mojado. —Te quiero Candace Reinaldi.

Por unos momentos pensé que se iba a poner a llorar, pero en vez de eso se abalanzo sobre mí y me beso.

— ¿Llamaras verdad? —me pregunto inquieta, mientras sus labios y los míos se separaban. —Promete que llamaras.

—Lo prometo. —le jure, después de eso levante mi mano derecha y ella sonrió de nuevo.

Cuando salimos de la ducha ella empezó a arreglarse y de nuevo se convirtió en la modelo de Victoria’s Secret que conocía, ya que se puso un vestido carísimos verde jade, y unas zapatillas de muerte, yo solo me vestí de traje de negocios, como mi enigmático padre Christian Grey.

Hoy por fin después de tantos años regresaría a Seattle, regresaría a mi hogar para tomar el puesto de vicepresidente de “GREY ENTERPRISE HOLDINGS, INC.” a mis padres les gusto tanto la noticia de que por fin dejaría Londres y me iría a vivir cerca de ellos. Nunca los había visto tan orgullos excepto la vez en que me gradué con honores de la mejor universidad de Londres “Greenwich”, me titule de abogado y tome un curso sobre mercadotecnia, yo ya estaba preparado para tomar el puesto que me correspondía, y en unos años remplazaría a mi padre, Para convertirme en Presidente de   “GREY ENTERPRISE HOLDINGS, INC.”

Las maletas ya estaban listas en el taxi que me llevaría al aeropuerto, lo único que me faltaba por hacer era despedirme de Candace mi actual novia, era con la que más había durado estos últimos años, ya que me había convertido en un mujeriego de lo peor y Candace era la numero 23, en mi larga lista de romances, pero con ella no podía romper era tan hermosa y lista, pero no era graciosa, no entendía mis pensamientos retorcidos sobre la vida, no como ella, no como Renata.