•Capítulo 39•

3.5K 125 25
                                    

Renata.

Caminaba de un lado a otro en el hospital, no quería estar recostada en esa cama fría, no me gustaba, lo odiaba. Me gustaba más caminar y hacer enojar a las enfermeras cada vez que me veían fuera de la habitación VIP, que había pagado Finn para tener un cuidado más exclusivo.

- ¿Qué haces aquí? -Una voz masculina y profunda, provoco que me parara en seco y pusiera los ojos en blanco. -No tienes la autorización para encontrarse afuera de su habitación, Señorita.

Voltee a ver a Steven colega de Finn, me veía expectante con sus ojos verdes, sabía que el en algún momento de la vida, había tenido demasiados celos de mí, porque yo tenía o tuve algo que él nunca podría tener, y eso era Finn.

-Me gusta caminar que quieres que haga. -me encogí de hombros, intentando fingir inocencia.

Steven entorno los ojos y se me quedo viendo con mucha precisión como si estuviera intentando matarme con la mirada.

-Me entere que tú y Stainer rompieron. -dijo con voz de júbilo. -No tienes la idea de lo mucho que me alegro, que Finn...-suspiro de manera exagerada y sus manos fueron directo a su corazón. -Por fin se haya dado cuenta de lo poco mujer que eres para él, no lo merecías si te soy sincero.

Steven me sonrió de manera engreída, e hice una perfecta "o" con mis labios, como si me encontrara sorprendida por su grosero comentario.

-Hay gracias por tus cálidos halagos, Steven. -me acerque demasiado a él, invadiendo su espacio personal. -Pero si te soy totalmente sincera, no creo que te sirva de ayuda que Finn y yo hayamos terminado nuestro compromiso. -toque su hombro y moví mi rostro de manera provocativa, como lo hacía cada vez que Theodore estaba cerca de la cama. -Porque ya sabes no, que no eres su tipo.

Se quedó congelado, intentando encontrar en su mente un comentario hiriente para mí, pero yo sabía que había dado justo en clavo, en donde más le dolía. En ese justo momento de música de fondo sonaba la canción de "Stayin Alive", que provoco que sonriera en manera de triunfo.

-Mira pequeña escuálida mocosa...

Intento replicarme, y yo estaba preparando mis puños, calculado el perfecto lugar de su rostro en que podía empezar a repartirlo, pero una voz cantarina que conocía a la perfección se acercó a nosotros.

-Renni donde has estado. -Una de sus manos se posó en mi hombro. Steven estaba que echaba chispa por los ojos de la furia que sentía en esos momentos. -Te he estado buscando por todas partes, tengo una excelente noticia que darte.

-Lo siento Finn, pero Steven me distrajo con sus pláticas de amor no correspondido.

Finn volteo a ver a Steven este se encontraba un poco apenado por mi comentario.

- ¿Te encuentras bien amigo? -pregunto preocupado Finn. -Si quieres podemos ir a tomar un café y me puedes decir tu problema, estoy seguro que podre ayudarte.

Steven abrió los ojos como platos, estaba atónito y parecía que estaba a punto de ponerse a bailar la macarena, dar volteretas por todas partes.

-Por supuesto. -Bajo la mirada hacia mí y sonrió de manera glacial, el muy hipócrita. -Espero que a tu prometida no le importe.

Finn tosió y yo solo pude apretar mis puños.

-Nos vemos luego Steven. -se despidió Finn, y me jalo de la mano.

Recorrimos la mitad del hospital tomados de la manos, hasta que llegamos a una ventanal grande en donde mostraban algunos bebes recién nacidos, era imposible no sonreír con tan solo verlos.

Theodore GreyWhere stories live. Discover now