Capítulo veinticuatro

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Narradora:

Jordán siempre ha sabido acerca de la historia de los suyos y los de arriba, entre los divinos y los caídos hubo algo que marco la diferencia y esa no fueron las razones de ellos para conllevar a la guerra sino las explicaciones de su padre lo que lograron la diferencia, por que ninguno de sus hermanos los ángeles les preguntaron a ellos, sino decidieron creer en su padre, debido a esto la historia se torció y los únicos malvados así se decidieron.

pero...

¿Quienes eran los malos en verdad?

¿Quienes eran los buenos?

"Los demonios son egoístas, crueles y sanguinarios."

Así es como los describieron y esto no es falso, al contrario es real pero detrás de todas esas acciones más que haber justificación existe justicia, no obstante, esto no fue lo que vieron, ante sus ojos solo hubo seres pecadores.

La justicia que los demonios hicieron, el padre no fue capaz de ver nunca, al contrario los ignoro debido a sus amados humanos, la fragilidad de los humanos a los castigos que imponían los demonios fue aquello que su padre no pudo tolerar, su anhelo y amor por ellos fue lo que le hizo comportarse de ese modo, los humanos eran su obra maestra y nadie podía causarles daño ya que para él, todo ser que creo no era más que una herramienta para sostener a otras existencias, no, solo era para mantener la existencia de una, aquella en la que esperaba la perfección.

Pero olvido algo importante.

—La perfección no existe—susurra Jordán mientras avanza a paso firme—No hay ser perfecto, ni siquiera nuestro propio creador puede llegar a serlo.

Quizás eso es lo que buscaba ocultar.

El príncipe divago acerca de la situación.

La verdad es que nadie sabe con qué motivo creo a los humanos, pero, el príncipe está casi seguro que los creo a semejanza suya esperando cubrir sus propias imperfecciones.

Todo está en duda.

No hay nada en lo que se pueda creer, su padre ama tanto a esa creación que haría por ellos lo que fuera, mientras que a los otros les pone limites.

No puedo poner límites, limitarse es igual a morir.

...

Entre a la multitud Jordán logro divisar a su compañero de clase, enseguida se apresuro a alcanzarlo, antes de ello tuvo que desplazarse entre el montón de estudiantes que se movían de un lado a otro para llegar finalmente hasta el sitio donde se encontraba este chico.

—Disculpa—le hablo mientras se acercaba al joven, al escucharle detuvo sus pasos y espero a que se acercara a él para ver que se le ofrecía, al estar a su lado murmura—tengo algo que tratar contigo—señalo un rincón apartado de todos los demás.

El chico le miro durante un rato pero finalmente accedió—Si claro, vamos—fue el primero en dirigirse al sitio que le indico Jordán.

¿Es muy importante el tema?—le pregunto intentando sacarle platica en lo que se desplazaban entre la multitud, el príncipe le comento que era de suma importancia el tema a tratar—Por cierto, ¿Cual es tu apellido?

En amabilidad al joven por acceder le respondió—Miller, ¿Y el tuyo es?—dijo regresándole la pregunta al chico.

—De león—contesto justamente en el momento en que llegaron al rincón apartado, estaba algo alejado de los demás y con poca probabilidad de que alguien los notara—¿De que era de lo que querías conversar?

La curiosidad se noto en su voz, el chico se recargo en la pared buscando comodidad y seguridad en dicha posición, debido a que normalmente las veces que les llaman hacia un sitio apartado es cuando van a dar una advertencia o aclaraciones de ciertas cosas.

—Se trata de tu habilidad—comenta deliberadamente Jordán mirándolo serio y poniéndose enfrente suyo, la mayoría de los demonios nunca hablan de sus habilidades y siempre entran en estado de alerta cuando se les menciona, se acostumbraron a no comentar nada acerca del tema, viven ocultando sus poderes porque son su manera de sobrevivir en este mundo.

El chico intenta irse pero el príncipe sostiene su hombro, lo empuja levemente contra la pared e impone fuerza sobre su hombro dejándolo incapaz de moverse, este intenta mostrarse tranquilo y con seguridad comienza a hablar—¿Qué es lo que quieres?—la pregunta es rápida y concisa.

¿En verdad es capaz de copiar cualquier habilidad?—el cuestionamiento del príncipe hace que el chico se ponga pálido, nadie debería saber el poder que tiene el otro, eso solo el usuario lo conoce, inclusive no existen habilidades que puedan decirle o mostrarle a otros portadores el poder que tienen los otros demonios.

Un poco alterado le interroga—¿Quien eres tú?—frunce el seño e inmediatamente aleja la mano de Jordán—¿Como es que sabes eso?

Jordán le fulmina con la mirada causando que el chico retroceda hasta pegarse a la pared—Aquí quien hace las preguntas soy yo, tú te limitas a responderlas—amenaza con sus ojos rojos—¡Responde! ¿Tú habilidad es capaz de copiar cualquier poder o existen limitaciones?

El chico siente claramente el poder de Jordán, inclusive si puede copiar el poder de cualquiera, esta al 100% seguro de que no puede ganarle al tipo que tiene enfrente suyo, tal vez es debido a la conmoción que siente en ese instante pero, algo en él le advierte que es demasiado peligroso ir en su contra.

—Claro que no—responde de manera altanera y demasiado obvia—si pudiera copiar cualquier poder, ¿Crees que estaría aquí?—se ríe de su propia pregunta—toda habilidad tiene restricciones, de no tenerla podría adquirir cualquier habilidad, pero, no se puede. Es imposible, aunque puedo copiarlas soy incapaz de mantenerlas.—comenta el joven un tanto molesto.

—¿Que es lo que quieres decir con ello? ¡Explicate!—pregunto serio el joven, entonces De león comenzó con su explicación de manera más calmada—Solo puedes copiar una y usarla, si quieres copiar otra habilidad se pierde la anterior, por supuesto la habilidad copiada tiene mejor calidad que la original, no es una simple copia—menciona un poco orgulloso de esto—esta habilidad se mejora para adaptarse al usuario, pero como te digo tiene sus limitaciones.

Es solo una, no puedes mantener otras ademas de ella—bufa al decir lo ultimo.

No hace falta comentar más acerca del tema, pese a la limitación que De león comenta dicha habilidad es perfecta, ese poder más el suyo que es capaz de robarlos sin duda pueden convertir una situación desventajosa en una beneficiosa.

Sin previo aviso su mano se poso en la cara del chico y sin darle tiempo a reaccionar inicio el proceso, fue tan rápido que no lo pudo detener.

—¿Qué...?—estas fueron las ultimas palabras que pudo mencionar antes de desvanecerse.

Al finalizar el proceso, de igual manera abandono al chico en este rincón, no iba a asistir a otra clase más, este era fin de ello, se teletransporto a la habitación esperando que estuviera vacía pese a este deseo por el contrario, no lo estuvo, Rivers se encontraba en el cuarto.

En el momento en que lo vio se sorprendió, Jordán debía estar en su siguiente clase, no en la habitación.

—¿Que estas haciendo aquí?—le pregunto en cuanto lo tuvo frente a él—¿No deberías estar en la aula?

Dicha pregunta no fue respondida, Jordán solo tomo sus cosas y se dirigió nuevamente hacia a fuera del cuarto sin dirigirle la mirada, Rivers se levanto enseguida y le agarro del brazo para evitar que saliera.

¿A donde rayos vas ahora?—espeto el joven—¿Se enteraron? ¿Te han expulsado por lo que sucedió esa noche?

Esto le molesto, se soltó de golpe y le fulmino con la mirada—Por supuesto que no, cállate—remarco la ultima palabra apretando los dientes—Me voy por que tengo asuntos que resolver, nos veremos en el futuro si se puede, de lo contrario espero que aprendas—murmuro.

Una vez que hizo esto, desapareció de la visión de Rivers, este se quedo a las afueras de la habitación en el pasillo completamente vacío.

El príncipe del Inframundo[#4]©Where stories live. Discover now