Capítulo treinta-cuatro

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Narra Jordán:

Eres el mas grande de mis secretos

El mas grande de los secretos.

—Si alguien te viera lo descubriría todo—¿Como podría explicarles tu presencia en este sitio? ¿con que cara podría verlos a los ojos y hablarles nuevamente? ¡Que ironía! ¿no?

La persona mas engañosa que existe en este mundo solamente puedo ser yo, mientras que los demás no tienen permitido hacerlo, mi mentira es por una buena causa y es que no podría explicar con claridad toda esta situación.

Si alguien te mirara después de todos estos años, ¿podrían reconocerte?—me he realizado la misma pregunta cientas de veces, tantas que ya he perdido hasta la cuenta—¿Podrían saber que eres tú?—aquella persona que en un momento fue mas que un simple humano, seguramente no lo averiguarian y si lo hicieran tampoco serían capaces de creer en tu existencia.

"El dolor te hace mas fuerte"—Eso fue lo que dijeron, lo que aprendí, y vivir ardiendo por una causa tan noble como el protegerlos, es lo único en lo que puedo pensar.

Fortalecerme

Debo fortalecerme

Mientras mas fuerte sea, mas facil será para mi el poder protegerlos, la guerra que se avecina es algo que no hay manera de evitar, los ángeles en tierra santa no han dejado de lado su odio hacia los nuestros, durante décadas han escondido sus rencores esperando la primera oportunidad que tuviesen para atacarnos y la excusa perfecta ha aparecido, no la dejaran escapar de ningún modo, ese ya es un hecho.

En mi mente aun soy capaz de recordar con exactitud la manera en la que nos encontramos, la manera en la que inicio este ciclo sin fin, los minutos pasan lentamente y mis pasos resuenan con cada uno de mis movimientos hacia el interior de la cueva subterranea en la que mi gran error nació, el mismo en el que todo comenzó de alguna manera y simplemente no pudo finalizar.

*Flashback*

En verdad eres difícil de olvidar, recuerdo claramente la vez que nos conocimos, las veces que compartimos los mismos alimentos, el mismo dormitorio y aun no soy capaz de entenderte, ni siquiera capaz de leer cada una de esas acciones.

¿Como pudiste traicionarme? ¿Como pudiste morder la mano que te dio de comer?

...

Pero la culpa es mía, no hay a quien culpar, fui quien te dejo entrar a mi vida, a mi imperio sin ninguna sola de las restricciones.

...

—¿Te encuentras solo?—pregunte la primera vez que nos encontramos, su rostro estaba cubierto de barro y sus brazos mostraban signos de maltrato, parecía haberlo estado pasando muy mal, al punto que incluso al verme su cuerpo de manera inconsciente comenzó a temblar.

¿Esto tambien fue una mentira? ¿tambien lo fingiste?

Su voz sonó temblorosa en el momento en que respondió—S-sii—musito lo mas bajo que se podía, no me fue difícil el poder escucharlo debido a mi gran audición, con sus manos se abrazo a si mismo el chico, su estado me hacia pensar en lo mal que ella lo había pasado, la triste y lamentable vida que mi madre había llevado.

—¿Quien te hizo esto?—cuestione señalando sus heridas, la sangre no era muy fresca sin embargo habían heridas que se encontraban abiertas, su mirada se deslizo hacia donde mi dedo índice señalaba y mordiéndose el labio con nerviosismo respondió—C-cazado-dores—sus palabras en ese momento me alarmaron, quise abandonarle, todos lo sabíamos, no se puede confiar en los humanos, y sin duda en ese momento pensé que podría ser diferente.

El príncipe del Inframundo[#4]©Where stories live. Discover now