XLVI. Baile

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- ¿Podemos simplemente no ir? 

- Acabas de decir que si - con un cepillo en la mano, la rubia señala a su amiga, suspirando ante la negativa recién lanzada - Además, Ruki nos espera abajo, ya no podemos retractarnos 

Un bufido se escucho a sus espaldas mientras lograba acomodar su corto cabello rubio en un peinado casual. 

Desde hacia varias semanas había sido invitada a una fiesta "elegante" por el cumpleaños de una de sus compañeras, era su anuncio como futura heredera de su casa y quiso invitar, para presumir su riqueza, a la mayor parte de su instituto, a pesar de que su querida amiga se había negado desde que le llego la invitación, un rotundo "lo pensare" salió de sus labios cuando la anfitriona mostro una mueca simulada en puchero y unos ojos de cachorro abandonado. 

Sabia que era una mala idea llevar a su compañera, recordando que hace mas o menos un mes acababa de romper una relación. La castaña solo estaba asomando su cuerpo en aquella fiesta por la presión del momento. 

- Levántate de la cama - mientras tomaba el labial del pequeño tocador de su amiga, le miraba desde el reflejo, como la contraria abrazaba con fuerza una almohada de la gran cama - El vestido se puede arruinar si sigues hay - la chica negó, sentando nuevamente su cuerpo con el cabello medianamente alborotado, luego de aplicar el labial claro sobre sus labios, acerco su cuerpo con el cepillo en la mano y trazo con total delicadeza en la cabellera larga de su amiga. - Mira, nos iremos de la fiesta cuando comience a sonar música no apta para este tipo de fiestas - ante la suplica la chica solo mostro un puchero - Vamos esto te hará sentir mejor. 

Con un suave suspiro solo asintió. 

El terminar de arreglarse no fue una larga tortura, la rubia arreglo un poco su vestido dorado mientras acomodaba, de buena manera, su cabello. Su hermana Mika miraba con atención desde la sala de estar, sin impedir que un suave silbido saliera de sus labios cuando las vio juntas. 

- Están hermosas - con una sonrisa de madre se acerco a su hermana, envolviendo su cuerpo en un completo y sincero abrazo - Pásala muy bien

- Lo hare - bajito y susurrante correspondió el abrazo de su hermana, satisfecha por la calidez que aquel cuerpo conocido transmitía. 

Enfrente del edificio un guapo joven de cabello negro bien arreglado y traje elegante acomodado esperaba a las doncellas, frente a la lujosa limusina que logro conseguir. Con atención observo a las dos preciosas mujeres que se acercaban a él con dulces sonrisas en sus labios. La chica rubia llevaba un vestido azul largo, cubriendo casi sus pies, donde unos tacones del mismo color acompañaban aquel galante vestido, sin tener un escote profundo, en su cuello adornaba un precioso collar zafiro. La castaña por su lado, llevaba un vestido dorado hasta el suelo, parecía llevar tacones similares en color a su vestido y su escote en V era mas pronunciado, las mangas de su vestido eran largas y en su cuello un bonito collar con un corazón reposaba en el. 

- Están hermosas. - sin despegar sus ojos de la castaña noto el leve golpe de la rubia en su costado, la chica murmuro un bajo gracias subiendo a la limusina y tomando con algo de fuerza la mano de su compañera 

- Deberíamos irnos - con algo de rudeza comento, notando como el azabache no perdía su asombro al ver a su amiga - Se nos hace demasiado tarde

El azabache asintió algo bajo, entrando en la limusina luego de que la castaña estuvo dentro. Durante el trayecto, la rubia comento hasta que hora deberían durar en la fiesta y el porque de aquella decisión, el azabache tomo su palabra, redundando que debían seguir las reglas de cenicienta en cuestión de la hora. Ninguno de los dos siguió con la conversación, en su mente, la castaña solo tenia el leve pensamiento de su querido ex novio de la mano de su nueva pareja y una leve punzada en su pecho daba por confirmada sus sospecha. 

Bad Boy || Yuma MukamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora