Las últimas dos semas fueron bastante rápidas, no estaba muy ocupada, solo trabajaba y llegaba a casa, pero me encanta llegar a casa y mirar a los tres gatos en la sala. Jin está muy juguetón con todos, en especial con Felix, además es muy cariñoso, los tres gatos son un amor totalmente, y he estado conociendo a cada uno de ellos. Chan es el más tranquilo, pero es algo protector, es como si fuera el padre de los otros dos. Felix es juguetón y cariñoso, Jin es cariñoso y un poco juguetón, descubrí que se asusta fácilmente, en especial cuando Felix llega detrás de él queriendo jugar.
Dejando de lado a los tres gatos, mis cosas han estado desapareciendo últimamente. A veces no encuentro mis cosas, pero soy muy distraída, pensé que tal vez Felix o Jin las tiraban o jugaban con ellas pero no tenían nada y las encontraba después. Creo que comencé a prestarle más atención a los gatos y dejé de poner atención en lo mío.
Caminaba hacia el trabajo con música en mis audífonos, pero escuché los maullidos de un gato así que me los quité. Al prestar atención en los sonidos me di cuenta de que definitivamente había un gato. Me acerqué al no ver nada y miré movimiento en una bolsa de plástico negra. Suspiré molesta al saber que ahí se encontraba y abrí la bolsa, de está salió rápidamente un gato anaranjado, el cuál me miró poniéndose a la defensiva y gruñó mostrando sus dientes.
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Estaba sucio y tenía la oreja lastimada, eran solo las heridas que podía ver, además estaba bastante flaco.
–Tranquilo, descuida, no quiero hacerte daño.– acerqué un poco mi mano y volvió a gruñir. Sería difícil que tome confianza, pero no podía dejarlo ahí, no cuando yo podía ayudarlo.
Abrí mi bolso y por suerte tenía uno de los premios que le doy a los tres gatos. Lo abrí y dejé un poco en el suelo. Me alejé un poco de él y lentamente se acercó a comerlo sin quitarme la mirada de encima.
–No voy a lastimarte, ven aquí.– puse el premio frente a el mientras yo lo tomaba, fueron unos 5 minutos en que se acercó a lamer el premio, pero se alejaba rápidamente. –Eres muy lindo.– sonreí mirando al felino y puse mi otra mano esperando que dejara tocarlo. Fueron al menos 10 minutos en qué dejo que le toque un poco el lomo. Cuando por fin dejó que lo acaricié esperé un poco y lo cargué. Iba tarde al trabajo, pero lo había logrado, no me rasguñó ni intento soltarse.
–¿Llevaras otro gato a tu casa?.– Ryujin me miro curiosa mientras yo alimentaba al gato que había llevado al trabajo.
–No puedo dejarlo solo de nuevo, estaba dentro de una bolsa.– lo miré con tristeza, no sabía quién había hecho tal cosa.
–Debe estar muy agradecido de que lo sacarás de ahí.– Ryujin sonrió y miré al gato que me miraba desde la esquina del mueble donde solía vacunar a los animales.
–Si puedo con tres, puedo con cuatro.
–¿Cómo le vas a poner?.
–No estoy segura, es muy Lino.– sonreí mirando al gato, aunque parecía asustando. –Quiero decir, Lindo.
Ryujin río levemente. –Oye, Lino suena lindo, ¿No crees?.
–Tienes razón.– miré a mi compañera con una sonrisa y mire al gato. –Es simple pero bonito, Lino, creo que ese nombre estaría bien.
Reí levemente de mi situación, a este paso me volvería la vecina soltera y loca de los gatos. De pequeña decía que eso sería, parece que así está siendo.
Tengo que tener más cuidado con él, se que me costará que tome confianza por qué pareció ser maltratado. Tengo que cuidar de el, debe curar sus heridas y debo ganarme su confianza. Espero que se lleve bien con los otros gatos.
