CAPÍTULO 35

14K 884 271
                                    

Estoy conduciendo la avenida principal, el silencio reina el auto y el tatuado de mi lado tiene el brazo apoyado en el filo de la ventanilla abierta. Creo que algo lo tiene pensativo, o puede estar molesto porque logre persuadirlo, no pensaba llevarlo si seguía con ese porro entre los dedos. Aunque no desperdicio tanto, inhalo todo lo que pudo antes de subir.

—¿Puedo encender la radio?—pregunto. Solo escucharme me hace darme cuenta de que se trata de mi propia equipo del que hablo.

El que volteara a verme me hizo creer que diría algo, pero lo pensó mejor y se quedó callado. Una chispa de indignación se encendió en mí. Ignoro su actitud tal y como el lo hace y acerco una mano al botón táctil del reproductor.

—Escojo yo— su mano aparece al mismo tiempo que la mía, apenas me roza. Me alejo volviendo a tomar el volante. Puedo ver de soslayo el como inclina su cuerpo paseándose en la lista de mis canciones. —¿Nunca te han dicho que la música antigua es mejor que la actual?.

Me lo han dicho. Y si supiera que esa lista no ha sido actualizada desde hace meses sabría que mis gustos musicales han ido renovándose de a poco. Tampoco creo que las que tenga sean tan malas.

—Solo elige una.

—Tampoco es que tengas buenos gustos.

¡Que dijo! ¡Mis gustos... son muy buenos!

—Déjalo— gruño intentando señalar el aleatorio. Caleb atrapa mi mano, me toma desprevenida, por lo que debo apresurarme a verlo. Es el cruce con sus ojos lo que detiene todo, porque siempre creo que intentan decirme algo.

—Manos en el volante— capto lo que me dice. Vuelvo a mirar al frente, solo hay un auto adelante. Exhalo con todas las reprendas en mi cabeza. Sin embargo, algo más desvía mis pensamientos tortuosos, la pantalla del reproductor muestra el disco giratorio, y el sonido de varios instrumentos empiezan a sonar. Somewhere Only We Know - Keane.

Me quedo en silencio escuchando como la melodía envuelve el pequeño espacio. Caleb ha vuelto a su posición anterior. Me cuesta no girar un poco para ver lo que hace, sus ojos están cerrados y aunque la música suene también puedo escucharlo, su garganta emite un sonido muy bajito. Y sus dedos picotean sus muslos en diferentes momentos, sin levantarlos ni deslizar, no es un tic o nerviosismo. Es Caleb siguiendo el ritmo.

Obligo a mis oídos agudizarse para poder oírlo. Quiero disimular y concentrarme a la vez en conducir. Entonces, el semáforo marca en rojo y debo detenerme, creo que es mi oportunidad más no es posible, Caleb abre los ojos al notar que no nos movemos.

—A la izquierda— finjo recién fijarme en él.

—¿Cómo dices?.

—Debes doblar a la izquierda— caigo en vergüenza al darme cuenta de que olvide que me dijo que lo dejara en la Editorial.

—Eso iba a hacer.

—Solo te falto activar la señal trasera— tiene razón. El semáforo cambia y acelero de nuevo.

—¿Volverás a trabajar?

—Depende— trato de mantenerme callada. Si él hubiera querido contarme ya hubiera dicho el de que. Así que intento de otra manera.

—¿Estás metido en problemas?.

—Si— maldición.

Ya no estamos tan lejos por lo que quito la idea de preguntar algo más. Al estacionar en frente al gran edificio me quedo con las manos en el volante. Caleb toma el seguro de la puerta, pero antes de abrirlo gira a verme.

CUANDO TE VUELVA A VER [AMORES #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora