CAPÍTULO 50

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—Voy a cargarte.

Assolutamente no

Sarà solo un minuto.

Escucho la pequeña discusión con regocijo. Caleb ha vendado los ojos de Alessia desde que entramos en el ascensor y ahora nos encontramos subiendo las escaleras que llevan a lo más alto del Hospital.

La enfermera nos ha entregado la llave con la auténtica autorización del doctor, quien ha aprobado todo como el dulce gesto de un hijo hacia su madre en recuperación.

fate attenzione— <<Ten cuidado>>.

Teme caer, pero Caleb es muy fuerte como para dejar que eso ocurra.

Abro la puerta facilitando la entrada. Es el mejor momento para salir, la puesta de sol esta por suceder. El cielo se torna con colores amarillos y naranjas. Lo único que ella sabe es que no hemos hecho nada ilegal pues dejo claro que no quiere que nos metamos en problemas.

Mis nervios crecen cuando ella vuelve a tocar el suelo. Doy una ojeada esperando que todo se encuentre donde debe. Los cojines que he traido de mi departamento estan rodeando todo el centro de una mesilla muy bajita. Decidimos que en vez de algo clásico con mesas y sillas eran mejor acomodar todo para que ella pueda estirar sus piernas o acostarse un rato si tuviera una recaída.

La decoración ha sido una parte entretenida, Caleb ha seguido los pasos que le he indicado y hemos colocado luces a los lados, algo que podamos quitar fácilmente al momento de guardar todo. Estoy más que satisfecha con los resultados. Con una señal confirmo que puede proceder.

—Te quitaré las vendas— anuncia Caleb.

Me posicionó a su lado con la esperanza de no perderme su reacción. La tela cae y sus hombros se levantan.

—Ustedes hicieron todo esto— comenta volviendo a nosotros. Tiene los ojos cristalizados y con sus manos se cubre los labios.

—No es gran cosa. Solo tiramos todo por ahí— rio pues lo recuerdo hace unas horas queriendo que todo este perfecto.

—Ven aquí— lo sujeta de sus mejillas y besa cada lado.

—Mamma. Lei è qui— <<Mamá. Ella está aquí>>

—Claro que si— voltea a mí. —No tengo como agradecerte esto.

—No tiene que hacerlo— sostengo sus manos. Sin embargo, tampoco puedo evadir sus dos besos.

Una pañoleta amarra y cubre gran parte de su cabeza, su color a mejorado con su progreso. Hoy se ha quitado la bata para portar un vestido con flores. Caleb otorga su brazo para que se apoye en el, sus pasos son lentos y supervisó cada uno.

—Mira esto que bien se siente— dice cuando se fija en el atardecer. Puedo sentir la alegría inhalando el aire fresco. Caleb me atrapa con los ojos pero no dice nada, le sonrio. —Ahora entiendo por que te metias a hurtadillas.

—¿Yo?— pregunta volviendo su atención a ella. ¿Siempre supo que venia aquí?.

—Ay hijo. Puedes ser mayor pero sigues metiéndote en problemas— esta mujer es la única que logra silenciarlo de esa forma. —¿Creíste que yo no lo sabría? Te cambie los pañales.

No lo resisto y suelto una carcajada. Caleb tiene la mirada de auxilio. Avergonzado quién lo diría.

—Mejor enfócate en la ciudad— Alessia sonríe y hace caso. Hemos llegado a asomarnos al borde.

—Ha crecido demasiado— susurra ella.

—¿Hace cuanto que no visitaba la ciudad?

—Más de dos décadas— es un buen tiempo. —Aun recuerdo algunas calles. ¿Por dónde viven?

CUANDO TE VUELVA A VER [AMORES #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora