𝐋𝐚 𝐮́𝐥𝐭𝐢𝐦𝐚 𝐆𝐮𝐞𝐫𝐫𝐚 [𝐄𝐧 𝐄𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧]

𝟑𝟐 - 𝐈𝐦𝐚́𝐠𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐟𝐮𝐞𝐠𝐨𝐬 𝐚𝐫𝐭𝐢𝐟𝐢𝐜𝐢𝐚𝐥𝐞𝐬

Muchos días después ...

-No, no, no, no. Oh cielos, oh cielos, oh cielos, oh cielos, oh cielos.

Po, nervioso, caminaba de un lado a otro.

-¿Po?

El panda gritó, hasta que se dio cuenta de que el Sr. Ping, que estaba de pie frente a él, lo miró con sorpresa - ¿Qué está pasando contigo?

-Oh, nada, es solo ... - Po buscó las palabras adecuadas - Es todo ... Estoy tan emocionado, nunca asistí ... oh, oh, oh, oh ...

-¡Po! Cálmate - dijo el Sr. Ping con voz tranquilizadora - Pareces estar más nervioso que la pareja nupcial.

Estaban parados en algún lugar junto al palacio de la ciudad de nueva construcción de Shen. Era casi de noche y Po no sabía qué hacer, porque hoy ha sido un día muy especial.

El Sr. Ping levantó la cabeza más alto y miró hacia afuera, donde estaba el gran patio de armas.

-Oh, creo que van a empezar ...

-Oh, oh, oh, oh, oh, ¿de verdad? ¡Ahh! ¡Llegamos demasiado tarde!

Rápidamente bajó unas escaleras hasta el lugar grande, donde se juntaban muchas ovejas, carneros y cabras. Con esfuerzo, el panda se abrió paso entre la gente grande.

-Lo siento, lo siento, perdón, sigue adelante.

Casi había llegado a la zona más importante de la multitud y succionó el estómago entre dos carneros. De repente, el panda tropezó con sus propios pies, cayó hacia adelante y aterrizó en un lugar libre al borde de la multitud.

-¡Oh, Panda! - Lord Shen le siseó en voz baja.

El pavo real estaba unos pasos más arriba frente al palacio y lo miró con reproche.

-Oh, lo siento, lo siento, lo siento - se disculpó Po y se puso de pie rápidamente.

Ahora estaba junto a Xia y Sheng.

Shen negó con la cabeza con disgusto. Un movimiento estúpido de ese panda era lo último que necesitaba ahora. Con un profundo suspiro, levantó la cabeza más alto y se quedó allí con mucha firmeza.

Llevaba una larga túnica blanca como la nieve con un fino pelaje rojo apenas visible.

Los ojos de Po vagaron alrededor y se detuvieron sobre Sheng.

-Oye, tu color se ve genial - le dijo Po en voz baja.

El joven pavo real no había coloreado las manchas blancas de su plumaje y su esplendor blanco-verde-azul pío era visible para todos.

-¿De verdad piensas eso? - preguntó.

-Oh, sí - asintió Po - En mi pueblo, las manchas blancas son muy populares.

Señaló las partes blancas de su pelaje.

De repente, un fuerte gong chino resonó en el lugar.

Todos los ojos vagaron por las escaleras, Po contuvo el aliento. La puerta se abrió y una figura familiar apareció en el marco de la gran puerta.

La pava estaba allí, con las alas juntas y escondidas en las mangas de la túnica. Llevaba una túnica de color blanco plateado con muestras grises e hilo negro. La tela era mucho más larga de lo habitual y se deslizó por las escaleras cuando los bajó.

Un murmullo atravesó la multitud, Yin-Yu había cerrado un poco los ojos, pero daba la impresión de que se trataba de una boda a la que aceptó con mucho gusto.

Los dos pájaros se encontraron en una plataforma más grande entre las escaleras, el público observó sus movimientos y cómo le quitaban la mano al otro.

Otra oveja se paró junto a ellos y estaba lista para cumplir con la ceremonia nupcial.

Una armonía envolvió a la novia y al novio, todos podían ver que eran como uno.

Durante toda la ceremonia, Po se quedó allí y se mordió las uñas con nerviosismo y el Sr. Ping tuvo que advertirlo cada vez que se detuviera, antes de que el panda comenzara de nuevo.

Después del ritual, siguió el tan esperado beso y siguió un júbilo en la multitud.

Po lloró de pura emoción y tuvo problemas para evitar las lágrimas.

Finalmente, Shen tomó su mano y miró a la multitud, como una señal de que esperaba respeto.

Todos se inclinaron.

Cuando la deferencia disminuyó, Shen levantó las alas.

-Y para celebrar este día, elijo el nombre de la ciudad, lo llamo Ciudad Yín Yăn.

-¿No quisiste decir, Yin Yang? - Po le susurró.

Shen suspiró enojado - No, Yín Yăn.

Le dio a Po una mirada peligrosa - ¿Esa es mi ciudad o la tuya?

El panda agachó la cabeza - Por supuesto, es tuyo. Solo pensé ...

Shen ignoró el resto de su oración y volvió a prestar atención a su esposa.

-Lo sé, no puedes ver los colores, por esta razón, creé algo especial para ti.

Levantó su ala, alguien a lo lejos se dio cuenta de su letrero y encendió unos petardos.

Primero parecía un fuego artificial habitual, pero luego ... Imágenes de luces aparecieron en el cielo.

-Wow - dijo Po con asombro - Eso es un pájaro ... oh, esto parece un fideo, no, una nube de fuego.

Cada vez más imágenes de fuegos artificiales iluminaban el cielo.

-Eres un genio, Maestro - dijo la ovejita que estaba junto a su tía abuela Adivina.

El señor blanco asintió gentilmente hacia ellos y asintieron con respeto.

Mientras todos seguían ese espectáculo, Xia se inclinó hacia Po - Gracias, nuestros padres pueden estar juntos ahora.

Po se frotó las manos con timidez - Oye, no hay problema. Pero sin ti, tal vez nunca hubiera sucedido.

Ella bajó la mirada - ¿Pero alguna vez estará satisfecho conmigo?

El panda se acarició la barbilla pensativamente - ¿Porque eres una chica? No, no lo creo. Déjame darte un pequeño consejo, y puedo decirlo por experiencias personales: conocerse mejor, darle tiempo, tuvo que calmarse, hasta que esté listo para dar su consentimiento.

La niña miró a su padre que estaba orgulloso junto a su madre.

Mientras miraban el cielo lleno de fuegos artificiales, Shen se acercó un poco más a su esposa casada - Sabes, quería convertirte en la mujer más poderosa del reino, si hubiera conquistado China. Pero por el momento, no puedo darte más por el momento.

Ella sonrió gentilmente - El dominio y la riqueza no son importantes para mí - Ella tocó su ala - Estoy lo suficientemente feliz.

Dejó caer su rostro - Sin embargo, desearía haber ganado.

-Pero ya ganaste una guerra  por nosotros.

La miró con expresión seria - Pero te lo mereces, es hora de que salgas de las sombras.

Ella comenzó a darle palmaditas en el brazo - El punto principal es que permanecemos juntos.

Suspiró, pero luego la dejó apoyarse contra su pecho y esperaba que fuera la última guerra que tenía que ganar por ella.

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Mas tarde el último capítulo.