"Te odio porque tienes todo lo que quiero, pero también lo hago porque me es imposible odiarte."
Por primera vez en todos sus años en su instituto, Hueningkai fue cambiado de curso y, como si su vida no pudiese ser peor, le tocó ser compañero de la...
pequeña aclaración: todos aquí nacieron en el mismo año para que todos tengan la misma edad y sea coherente que estén en el mismo curso (en estándares internacionales, obviamente, en corea la webada es diferente), excepto por jungwon que es menor, por lo que recuerden que los mayores se definirán por meses; o sea, taehyun, beomgyu, kai, yeonjun y soobin.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—No.
—¿Ah?
—Que no, Beomgyu, ¿qué parte del no eres incapaz de entender? —Ryujin rodó los ojos, impaciente por irse a receso. No sabía porqué, pero su gemelo la había retenido y apartado de todos para pedirle un favor tan pronto como puso un pie fuera del aula y la estaba exasperando.
Ella no tenía tiempo para hacerle favores a su hermano, ella necesitaba ver como estaba su mejor amigo.
Aparte ya era suficientemente raro que le estuviera pidiendo el número de Huening.
—Vamos. Él no quiso darlo y lo necesitamos para la lista del maestro. —la peliazul estuvo a punto de preguntar quién era parte del plural en ese «necesitamos», pero no era difícil deducir que se trataba del chico azabache al que trataban como abeja reina.
Yeonjun y Beomgyu siempre postulaban para presidente y vicepresidente juntos.
—Con más razón no voy a dártelo, Beomgyu.
—Podrían regañarnos por eso, por favor.
—Yah, ¿acaso no me escuchas, idiota? —se cruzó de brazos la chica. Odiaba cuando su hermano sólo se le acercaba para pedirle favores.— No voy a darte su número sin su permiso.
—Noona, nunca te pido nada.
—Y sinceramente me vale un demonio. —la peliazul esbozó a una sonrisa rígida y fingida antes de aflojarse de su agarre para perderse entre la gente, caminando lo más rápido que podía para llegar a la cafetería con su amigo.
Beomgyu no sabía qué hacer.
Yeonjun le había pedido que hiciera una sola cosa y no había podido hacerla; no quería fallarle en algo tan fácil como eso.
Afortunadamente para el castaño, aún había esperanza. Tras haber echado su cabeza hacia atrás en señal de frustración, logró localizar con la mirada a alguien que se la pasaba pegada a Huening tanto como su hermana de arriba para abajo; una melena castaña, larga y algo ondulada iba acercándose con un par de chicas a la salida, cerca de donde estaba parado el castaño, y el chico no desperdiciaría la oportunidad que se le había otorgado tras el intento fallido con Ryujin.
Él conseguiría ese número.
—Hey, hola. —detuvo al trío de chicas saliendo del aula con una pequeña sonrisa ladina y confiada. Su cuerpo y expresión dirigidos a la chica que había visto pelear con su hermana verbalmente más de una vez.
