Prólogo.

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-El padre, el hijo, y el espíritu santo... Dios, nuestro creador, abarca tres divinidades en una sola; su hijo Jesús, el espíritu santo representado como una paloma blanca signo de pureza y paz, así como Dios padre. Todos ellos son unos solo, y nos muestra así sus más grandes misterios.- Hablaba un sacerdote a su clase de misioneros y seminaristas.

-¡Pero mierda! ¿Cómo nos dices que tres dioses juntos son a la vez uno solo? Los católicos inventan cada cosa sin sentido, ¿Porque será esa la religión más predicada en todo el mundo?- Levantó la voz un hombre que estaba enmedio de la audiencia.

-No se atreva a insultar a mi señor, él desde los cielos lo escucha y tarde o temprano llegará su castigo. Si no le interesa escuchar las enseñanzas ¿Para que vino hasta acá? Es usted un hombre indigno del amor de Dios- Tomó la palabra un seminarista joven que estaba al lado del sacerdote.

-Agh, no tiene caso discutir con gente así- Dijo antes de levantarse de su asiento y salir apresurado por la puerta.

El sacerdote solo suspiró negando y dió fin a la conferencia, antes de que la multitud saliera llamó al seminarista que se atrevió a reprender al hombre.

-Hijo, hiciste bien anteriormente en reclamar la conducta de aquel tipo... Pero no te dejes llevar por tus emociones- Lo miro fijamente cerrando un libro grueso, que en su portada decía "La Santa Biblia".

-Tiene razón padre, que Dios me perdone por mis actos- Sonrió leve -Pero espero que ese hombre pague por sus pensamientos y obras-.

-Pedro- Lo miró de una forma tierna sonriendo con malicia -No olvides tu misión en éste mundo, que es edificar la iglesia de Dios, en tí está el deber de limpiar la impureza en este mundo de pecadores-

Pedro pensó, y al entender lo que tenía que hacer sonrió...

Los que ignoran a Dios tienen un lugar en el infierno asegurado.

Siete Caminos Al InfiernoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt