𝐈𝐧𝐬𝐭𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐀𝐧𝐢𝐦𝐚𝐥 [Katsuki x Lectora] 𝐒𝐦𝐮𝐭

»01«

»A l f a«

–Oi fea, mueve de una vez tu culo que volveremos a llegar tarde con el médico.

–Ayer me devele así que dejame dormir un poco más Kacchan.- te arropaste para volverte a dormir.

Los brazos del cenizo te tomaron por los hombros para lograr sentarte en la cabecera de la cama. Te sacudido con algo de rudeza intentando despertarte, fallando en el intento.

–Joder (...) tenemos que ir con el puto médico para los exámenes hormonales.

Ignorandolo diste una vuelta sobre la cama dándole la espalda, lo cual hizo que el cenizo se molestara aún más, logrando que inconscientemente el cenizo desprendiera sus feromonas. El olor de café con menta inundó tus fosas nasales y rápidamente te levantaste únicamente para voltear a mirarlo con el ceño fruncido. Realmente odiabas que desprendiera su olor en toda tu habitación, su aroma se quedaba ahí bastante tiempo.

–Coño Katsuki deja de soltar tus feromonas que apestas la habitación.-tapaste tu nariz con la mano izquierda.

–Pues mueve ese lindo culo que yo no pienso volver a llegar tarde por tí, además me siento raramente ansioso por los resultados.

–¿Por qué?.

–Comprendes que hoy sabremos nuestro segundo género, ¿no?

Reíste levemente y te levantaste de la cama.

–No entiendo tu preocupación, durante toda nuestra niñez mostramos características significativamente dominantes.

–Eso no significa una mierda, acaso no viste al bastardo de Deku, es un jodido cobarde pero resultó ser alfa.

–Es tu karma probablemente, tal vez incluso seas tu mi Omega ¿No crees?.- soltaste una pequeña carcajada y lo volteaste a ver, dándote cuenta de lo serio que era para él.

–No es nada gracioso (...).-te reprochó.–¿Que esperas para cambiarte?

Alzaste una de tus cejas, estabas pegada a tu armario con la ropa que te pondrías en mano.

–¿Acaso quieres que te desfile en ropa interior? Realmente no tengo ningún problema con ello, solamente pon seguro a la puerta para no tener inconvenientes con mis padres.- comenzase a bajar la tira de tu camisón mostrando tu brasier rojo vino al cenizo, alterandolo. No lo pensó dos veces y salió de la habitación dando un portazo mientras lo escuchabas maldecir por lo bajó.

No pudiste evitar soltar una sonora carcajada por su reacción. Te divertían demasiado las reacciones que tenía hacía tu persona. Podía ser un dolor en el trasero cuando no paraba de gritar, pero realmente era un buen amigo. Esperabas que encontraba un lindo omega que lo hiciera feliz.