¡No Toques!-Niall y Tu-

Capítulo 10

Capítulo 10: Yo siento celos.

—           Mi segundo nombre es James, Niall James Horan. Nací un 13 de septiembre de 1993 en Mullingar, Irlanda.

Me encuentro sentada en la cubierta de mi cama atenta a toda la información que me está dando, sus ojos no se despegan en ningún instante de los míos y yo no interrumpo su discurso. Esto es demasiado.

—¿Tus padres…? —Murmuro.

—Se divorciaron cuando era pequeño. Greg y yo vivimos con mi padre un tiempo después de que se separaron, pero cuando cumplí 18 me compré un departamento en Londres.

Sus pestañas bajan un poco cubriendo sus ojos cuando desvía la mirada hacia el suelo, no puedo negar que descubrí algo nuevo de él por lo que cada vez me gusta más. A veces las preguntas pueden obtener muchas respuestas, sean verdaderas o sean falsas, pero en todo su rostro me decía que estaba confiando mucho en mí, y por supuesto yo también.

—Sé tocar varios instrumentos pero me gusta la guitarra —Devuelve sus ojos hacia los míos y sonríe—, aunque por aquella vez ya debes de haberte dado cuenta.

Sonrío, nunca me cansaré de esa imagen en el escenario.

—¿Alguna otra cosa, Madame Filian? —Se acomoda en su sitio y cruza sus brazos, esperando—. Espero no aburrirla con tanta palabrería.

Esta vez doy una pequeña carcajada, Niall “notemetasenmivida” Horan tenía muy buen sentido del humor.

Lanzo un suspiro para relajarme y sin apartar la vista de él, sigo preguntando.

—¿Podré visitar alguna vez tu departamento? —En el segundo después que saco la pregunta, quiero esconderme debajo de la cama por decir algo tan atrevido. ____ Filian no habla sobre querer ir a casas ajenas, no. Pero eso era antes de conocerlo.

—Tal vez, —Dice— algún día donde no te desmayes.

Sé que lo dijo en broma, pero una parte dentro de mí se sintió mal ante el hecho de desmayarme tantas veces en tan poco tiempo. Cuando estaba sola en casa, solía desmayarme una vez al año o simplemente nunca, los chicos no solían entrar a mi casa a tocarme.

Suelto un largo suspiro y cierro los ojos, descubro que se acerca hacia mí antes de que se siente a mi lado, rozando a penas nuestros brazos.

—¿Te preocupa algo, ____? —Dice tan cerca que me contengo de dar un salto.

Abro los ojos y con una gran fuerza de voluntad giro mi rostro hacia el suyo y digo—: Tú también deberías de preguntarme cosas, ¿no lo crees?

Sonríe y asiente, levanta su mandíbula y se mantiene mirando hacia el techo. ¿No puede ser más sorprendente verlo de perfil?

—¿Dónde están tus padres?

Me pongo rígida en mi posición y él lo nota, vuelve a observarme con preocupación.

—Ellos… —Susurro—. Se fueron cuando tenía siete años.

Su mandíbula se aprieta justo antes de desviar su mirada y dice—: ¿Has estado con Lía y Braun todo este tiempo?

Le asiento y mi tensión se duplica ahora en él.

—¿Por qué decidiste salir ahora que estás en tu último año?

—Lía dijo que mis padres le ordenaron eso, debía de experimentar lo que es estar rodeada de… ya sabes.

—¿Chicos? —Termina por mí—. ¿Sabes si volverán?

Niego con la cabeza y tira sus brazos hacia atrás, apoyándose en ellos dando un fuerte suspiro. Parece ser que está enojado.

Bajo la mirada hacia mis manos, siento la mediana intención de darle un respiro y de paso a mí misma también, por el solo hecho de recordar a mis padres.