Capítulo 6: Celos

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Todo estaba oscuro.

Escuché como un sonido provenía de alguna parte.

En ese momento mis sentidos empezaron a activarse nuevamente. Sentí como mi cuerpo empezaba a pesar otra vez y mi subconsciente comenzó a apoderarse de mi mente

"¿Qué estás haciendo?"

Lo escuché decir y me forcé a ignorarlo.

Pero de nuevo ahí estaba ese sonido.

Yo aún me mantenía con los ojos cerrados sintiendo un ardor en mis mejillas ante el calor que emanaba su rostro tan cerca del mío.

Volví a escuchar ese tono que ahora se me hacía irritante. No quería abrir los ojos. Pero ante la incomodidad de la espera, no me quedó de otra.

Observé como rápidamente se alejó de mí y se acomodó en su asiento. Bajó la mirada y sacó ligeramente el celular de su bolsillo, observó la pantalla y noté como su semblante cambió, ahora estaba serio, apagó su celular y rápidamente lo volvió a guardar.

Me volví a acomodar en mi asiento.

—Lo siento, se me olvidó ponerlo en silencio—La noté algo nerviosa.

—No tienes porque disculparte—negué con la cabeza dándole una ligera sonrisa, mientras trataba de no mantener el contacto con su mirada después de haber pasado el incómodo momento

¿En verdad la iba a besar?

No dijo nada. Solo vi como me daba una ligera sonrisa y asentía mientras tallaba sus manos en sus piernas

—Creo que a la otra deberíamos fijarnos mejor en las notas que aparecen en la parte de abajo de las cartas—cambió de tema

—Al menos aprendimos algo nuevo— reí nerviosa

—Sí—rió levemente—bueno, el sol ya está empezando a ocultarse.

Volteé a ver hacia dónde señalaba y observé cómo el cielo empezaba a ponerse rojizo

—Es una vista increíble

—Es una hermosa vista—dijo y asentí aún mirando el mar

Contemplé por un momento la majestuosidad del atardecer y después regresé mi mirada a ella que ahora estaba parada frente a mí extendiendo su mano.

—Ven, vamos.

—¿a dónde?—vi su mano y luego alcé mi vista hacia ella

—A la fogata ¿lo recuerdas?—me dió una sonrisa que provocó que mis nervios fueran desapareciendo

—Ah, cierto—tomé su mano y me ayudó a levantarme quedando frente a mí

Su mano era tan cálida y suave, le devolví la sonrisa y sentí como en ese instante la incomodidad de hace un momento se había ido

sentí como apretó levemente mi mano y después la soltó

—Parece que el onigiri quedará para otra ocasión—dijo mientras yo observaba como ponía unos billetes en la mesa—en el camino compramos algo de comer ¿te parece?—asentí y nos fuimos de allí

Me dijo que no quedaba tan lejos el lugar así que nos fuimos caminando a la orilla del mar

En el camino no dijimos mucho. Sólo de vez en cuando ella me lanzaba agua con sus pies y yo tenía que alejarme para evitar que me mojara.

En una ocasión me animé a hacerle la misma broma, pero mi sandalia salió volando y tuvimos que correr hacia el mar antes de que las olas se la llevaran las cuáles terminaron arrastrandonos como vil trapos viejos por toda la orilla, menos mal habíamos dejado nuestros celulares y carteras en la arena. Y por mis gafas mejor ni pregunten.

EL VIAJE (MICHAENG)Where stories live. Discover now