Culpa

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La noche en la que Kaori se suicidó fui auxiliado por la gente que estaba cerca del parque de diversiones, no se cómo pero terminé reaccionando dentro de una ambulancia.

Quería imaginar que había sido una pesadilla, o solo el efecto de todo lo que he consumido en estos últimos días, busqué mi teléfono y la última llamada era la de ella.

Le rogué a los paramédicos que me dejaran ir, que estaba bien, que solamente había sido un desmayo sin importancia, quizás por no haber comido nada en todo el día.

Y cómo un animal perdido que busca el camino a su hogar, mis pies caminaban en busca de su apartamento.

Caminar era una acción que no estaba controlando, mi mente estaba en otro plano, y mis ojos amenazaban con llorar, pero tenía que llegar ahí, debía verla, aún tenía la esperanza de que hubiese sido una mentira, una pesadilla, tenía la esperanza de despertar de ese mal sueño.

Después de mil calles, de cruzarme sin ver el semáforo, de casi ser atropellado, al fin había llegado.

La puerta estaba cerrada, busqué mi llave para entrar, y sin importarme nada más entré.

En la sala no estaba, ni tampoco en la cocina, la habitación era lo único que faltaba revisar.

Abrí la puerta asustado, como cuando de niños le tememos al monstruo del clóset, mi cuerpo no dejaba de temblar, pero al fin entré.

No era una pesadilla, no había sido un sueño ni una alucinación, la escena era grotesca, sacada de una película de horror, su cuerpo estaba sobre la cama, la sangre cubría las sabanas y la pared, el arma estaba tirada en el suelo.

No tenía idea de como reaccionar, quería llorar, pero no podía hacerlo y otra vez, estaba de rodillas en el suelo.

La mirada perdida en su cuerpo que yacía muerto, y el corazón estrujado que no me dejaba respirar.

Quería llamar a alguien, esta situación era abrumadora para mi sólo, pero no tenía a quien, a todos mis amigos los había alejado y mis padres entrarían en pánico.

Tomé el teléfono y le marqué a Ken, era la única persona que sabía me contestaría aunque hayamos peleado.

*** Llamada telefónica***

- ¿Qué quieres Mitsuya?

- Ayúdame Draken, por favor- las lágrimas al fin se hicieron presentes y se convirtieron en un llanto que salía sin freno.

- ¿Dónde estás? - se escuchaba el tono preocupado en su voz.

- En el apartamento de Kaori.

- Voy en camino, no te muevas de ahí.

No es como si pudiera moverme, o hacer algo más que seguir de rodillas en el suelo, y llorar sin parar.

El infierno que viví con ella empezaba a parecerme más hermoso que este momento, es verdad ella no estaba bien, nunca lo estuvo, y mis intentos de ayudarle habían sido en vano.

Me acerqué a su cuerpo, quería abrazarla, quería que volviera, ella podría ser cualquier cosa, pero nadie merece morir de esa forma, en soledad, la misma que la asfixió.

La soledad es nuestro peor enemigo en medio de la tristeza.

En la mesa de noche al lado de su cuerpo se encontraba un papel arrugado, era una nota, o eso parecía ser.

En otro universo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora