Capítulo 12

17.4K 1.2K 485
                                    

Lunes

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Lunes.

Apenas tuvo tiempo de meditarlo todo el domingo, y pese a que se quedó encerrada en su casa sin ganas de recibir a nadie, no logró descansar lo suficiente. Tampoco creía hacerlo los próximos días, su cabeza era una calesita que giraba sin cesar provocando que el blíster de pastillas para la migraña no abandonara su lado.

Casarse.

Era el pensamiento más fuerte y que más miedo le daba, y que su madre también lo mencionara era intolerable. Veinticuatro horas bastaron para darse cuenta que Emilio tenía razón; vivió en una nube o burbuja toda su vida, y aunque quisiera creerse que su padre no estuvo metido en negocios raros ya la realidad superaba sus anhelos.

Nada de lo que ocurrió el fin de semana era casualidad. No existió tal robo, nadie quiso copar la boda porque sí. Todo fue dirigido intencionalmente, Emilio estaba preparado, su gente también, hasta su propia madre.

Las preguntas que Eleanor tenía a esa hora mientras conducía hacia su propio edificio eran una locura; ¿Por qué? ¿Por qué debía casarse? ¿Por qué lo estaba considerando? ¿Por qué su madre sabía y ocultaba tanto? ¿Por qué Emilio buscó acercarse a ella? ¿Por qué la balacera? Y lo peor aún ¿Por qué firmó ese contrato?

Resoplando y pasando su mano por su rostro buscando despabilarse, observó el sobre amarillo sellado sobre el asiento de al lado. No tenía el coraje para abrirlo, sabía que era la copia de lo que firmó el día del anuncio de sus servicios para Markov Industries, pero los últimos sucesos y lo que ahora empezaba a sospechar la detenían de querer leerlo.

Búscate un abogado, había dicho Sebastián.

¿Pero de verdad existiría alguno que fuese capaz de ir contra Emilio Markov? O que superara el poder y jerarquía que él tenía en esa ciudad. Ningún abogado por más élite que fuese ganaría un juicio contra él.

Y eso que no lo conocía para nada, pero la mirada cargada de advertencia era capaz de bajar a todo él que se pusiera en su camino. Necesitaba respuestas a la catarata de preguntas para así calmar sus nervios un poco, y la sola idea de que lo estuviese considerando le daban ganas de vomitar, y no únicamente por el hecho de saber que estaría enlazada a él, sino lo que conlleva un matrimonio.

La imagen de estar compartiendo una cama se instaló en ella durante el resto del trayecto. La sensación de sentir su mano firme asegurando su cuerpo en el momento de la balacera parecía estar repitiéndose en esos momentos. Quemaba, todo su cuerpo ardía por más contacto, por la simple y retorcida sensación de ser tocada por un hombre que no le transmitía otro sentimiento que bronca, ira, desesperación y calor.

Estacionó en su lugar de siempre durante los últimos cuatro años. Agradecía enormemente que los lunes y martes tuviera que trabajar en su propia empresa, y más que nada luego de semejante fin de semana. Debía guardar un poco de distancia de todo lo que amenazaba a caer sobre ella. Aclarar su cabeza antes de que no tuviera oportunidad a reclamar nada.

Obstinado poder © (Markov I)Where stories live. Discover now