CAPÍTULO 52: Ahora te tocó a tí... ¡Dulces sueños.!!! parte 2.

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Khairl mira su sueño con incredulidad, aturdido sigue la secuencia de eventos como se van desarrollando y poder entender por qué está soñando esto y preguntándose asimismo, sí es un sueño o un vaticinio del futuro destino del que su madre le ha hablado.

Sin embargo, a pesar de todo Khairl se mantenía firme al lado de los protagonistas de aquella escena erótica.

Al sentir los brazos fuertes alrededor de su diminuta y firme cintura, un escalofrío recorre su columna, haciendo que se estremesca. Se libera de sus brazos y torpemente le levanta la barbilla con su mano derecha y le hace una señal para que se siente en la cama. Khairl se arrodilla en la cama y se acerca más a él, bajando lentamente y de manera juguetona la parte superior de su bata dejando al desnudo  sus hombros, como una invitación a lo prohibido, a un apetito carnal apasionado y desmedido. Dejando que los ojos de Shinsei se deleiten, llenos de lujuria, hambrientos en deseo y con un destello de éxtasis brillando en sus ojos.

Shinsei aprovecha la instancia para besar los hombros coquetos de piel tersa y pálida como la leche, notándose unas marcas rosadas que resaltaban como si fueran estrellas en la oscuridad de la noche. Lamiéndose los labios, Shinsei es cautivado por la iniciativa de su amante, quién se sienta a horcajadas sobre él, juntando sus miembros erectos.

Shinsei escabulle sus grandes manos escalofriantes por debajo de la prenda de Khairl, desatando y retirando la única tela que se interpone entre ellos, para luego intensificar los besos, con unas lenguas peleando en el interior de sus bocas y sus pechos agitados exigiendo respirar. Separando sus bocas para estabilizar sus respiraciones. Shinsei no deja de pasear sus manos por ése cuerpo suave, frágil y delicado, llegando al par de músculos carnosos, redondos y firmes que masajea con urgencia.

Los besos apasionados se deslizan por el cuello de Khairl, mientras éste rodea sus brazos alrededor del cuello de Shinsei con sus dedos entrelazados en el cabello del mismo. Shinsei, con su lengua traviesa se desliza por el cuello de Khairl hasta llegar a su clavícula, mordisqueando los hombros de éste, dejando un rastro de marcas rosáceas en su camino hasta su pecho, besando, chupando y lamiendo las pequeñas perlas rosadas que sobresalen de la piel pálida del hombre sobre él.

Un mechón de cabello plateado se resbala de manera seductora por el hombro de Khairl. Shinsei lo mira con atención, lo agarra con su mano y se lo lleva a su naríz y cerrando los ojos para olisquear su aroma.

Aspira profundamente.   "Khairl, recuerdas... cuando éramos niños como de todo tú hermoso cabello negro a excepción de los mechones blancos que tienes encima de tu cabeza. Como éste mechón en particular es de color blanco platinado y con este adorno de plata, con una joya azul en el."   Mira los ojos de Khairl que se muestran algo confundidos.

"Shinsei, no, no lo recuerdo. Sólo sé que siempre lo he tenido."   Baja la mirada hasta que sus ojos se fijan en el pecho agitado de Shinsei.  "No te acuerdas acaso que, mi madre me quitó todos los recuerdos que tuve de mí infancia y ahora que ella ya no está, no los podré recuperar nunca."  Un silencio incómodo los rodea, a lo que Shinsei logra decir con mucho dolor.   "Lo siento, me había olvidado de éso."  Abraza fuertemente a Khairl.

"Pués entonces te lo contaré. Una vez para mi cumpleaños, mi padre me regalo un par de muñequeras de oro muy hermosas y con una piedra azul en el centro de cada una. Esa tarde tuve una pelea con un niño, hijo de un amigo de mi papá; me los vió y me los quízo quitar, así que peleamos hasta que uno de ellos se me cayó y ése niño lo recogió, tú lo viste y se lo quitaste y en el forcejeo se rompió. Te dije que no te preocuparas y que lo botes a la basura. Tú lo reparaste, pero quedó un poco pequeño, por lo cual no me entraba, entonces te pusiste triste y yo lo agarré y tome un mechón de tú cabello."   Sujetando con firmeza el mechón y se lo muestra.  "Éste mechón de cabello precisamente lo agarré y te lo puse, en el momento en que te lo coloqué se hizo de este color. Ambos nos sorprendimos y pensaste que era alguna señal. Yo no le tome importancia, lo único que te dije es que te quedaba muy bien y que te lo quedaras."   Tanto Khairl que está en la escena, como Khairl que está de espectador escucharon con interés el relato de Shinsei.

El Coleccionador de Dioses:Cuando el pecado y la traición se Llevan en La SangreWhere stories live. Discover now