Capítulo 11

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La atención de todos los presentes recayó sobre Harry, principalmente la de su padre, quien lo miraba retante a que continuara hablando, cosa que el ojiverde no dudó ni un segundo más.

–He dicho que ya es suficiente —respondió ignorando la advertencia de su madre—. Estoy cansado de que siempre hables de mi como si no estuviera presente.

–¿Cómo si no estuvieras? —preguntó Robin con sarcasmo— Todo lo que tengo que decirte te lo digo de frente. Y he dicho que no creo que estés preparado para esa pelea.

–¿Y que te hace creer eso? ¿Tu instinto de protección paternal? —preguntó con mucho más sarcasmo que su padre y alzando un poco la voz— Ni siquiera has tenido la decencia de al menos verme entrenar, así que no puedes juzgar algo que no has visto por ti mismo.

–No te he visto pelear a ti, pero sé cómo funciona esto y sé cómo pelean los animales de la academia Malik —respondió Robin con autoridad—. Y no necesito verte pelear para darme cuenta de que no podrías vencerlos.

–¿Y si lo hago qué?

Las miradas entre Robin y Harry eran simplemente intimidantes, si algo caracterizaba a los Styles, era su manera tan particular de gritar con la mirada lo que sus bocas se limitaban a decir.

Harry nunca había retado a su padre de esa manera, tal vez por esa razón Gemma y Anne estaban tan atemorizadas por que lo que pudiese suceder, mientras Louis escuchaba incómodamente la situación.

–Con que quieres una apuesta —insinuó Robin con la misma sonrisa irónica—. Bien, tú comienza. ¿Que quieres si es que por alguna razón llegas a ganar?

Harry tenía que pensar con cuidado lo que fuese a decir. La oportunidad de obtener lo que siempre había querido se estaba presentando, pero también era la oportunidad de que su padre se enterara de sus planes y utilizara todo lo que estuviese a su alcance para evitar que lo cumpliera.

–Si yo gano —comenzó Harry sin dejar de mirar a su padre—... Dejaré de obedecer cada una de tus ordenes y haré mi vida como yo quiera.

Utilizó las palabras perfectas para definir libertad.

–De acuerdo, pero si pierdes, te olvidas de todo y te irás al servicio militar.

–¡¿Servicio militar?! —exclamó confundido.

¿Y su padre de donde había sacado esa loca idea ahora? Siempre buscó la manera de inculcarle el gusto por el boxeo y el hecho de ahora querer que sea militar era un cambio repentino y drástico.

Gemma miró a su padre sorprendida mientras Anne bajaba la mirada a sus manos nerviosas sobre sus piernas.

–Sí —respondió Robin con tranquilidad—. Si pierdes significa que no estás hecho para boxear, y en ese caso, será necesario que te esfuerces el doble para hacer algo bueno con tu vida.

–Ajá, entonces crees que no puedo ganar una pelea de boxeo contra uno, en un ring donde hay reglas y límites; pero si me crees capaz de ir al ejército a prepararme para cuando haya guerra pelear contra miles de hombres armados que pueden matarme —explicó con ironía—. Muy inteligente de tu parte, papá.

–¡Harry! —intervino Anne por fin— Entiende que solo estamos cuidando de ti, cariño.

–¿Cómo? ¿Tú también estás de acuerdo con esta locura?

–Ese es el trato —dijo su padre evitando que Anne respondiera—. Pelearas y si pierdes, te olvidas de todo, incluso de que eres mi hijo.

Las ultimas palabras de Robin dejaron aún más pasmados a todos. ¿A que se refería con eso?

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