Capítulo 24

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La sorpresa en el rostro de Robin fue evidente, pero su sonrisa le hizo entender a Louis que había funcionado.

–Mi hija, con un Tomlinson —mencionó casi incrédulo–. ¡Es la mejor de las noticias!

Como por arte de magia, Gemma entró por la puerta principal y le rogó al cielo que le siguiera el juego.

–Gemma —la llamó su padre— ¿por qué no me lo habías dicho?

–¿Decirte, qué cosa? —preguntó confundida mirando a Louis y notando al instante una señal en su mirada.

–Qué tú y el entrenador Tomlinson están juntos.

–Aguarde –intervino Louis—, no he dicho eso, dije que...

–Sí, sí, que piensas pretender a mi hija, pero por mi no hay ningún problema —advirtió aparentemente feliz.

–Yo aún no le digo que sí, papá —habló Gemma por fin—. Pero saber que tengo tu apoyo me ayudará a considerar mi respuesta. Ahora, si nos disculpas, iremos con Harry, espero que...

–De acuerdo, denle la noticia, pero después te quiero a ti en tu habitación y por obvias razones a él en la de Harry.

Y eso era lo único que querían escuchar.

–Louis tiene tu esmalte —continuó Robin—, ya me explicó sobre eso y respecto a Harry le levantaré el castigo.

–Gracias, señor Styles.

Robin asintió con una sonrisa y Gemma subió las escaleras rápidamente seguida por Louis y ambos se adentraron en la habitación de Harry sin tocar siquiera la puerta.

El rizado yacía en su cama dándoles la espalda y sus hipidos no eran tan silenciosos, por lo que Gemma decidió salir cerrando la puerta para permitirles a ambos hablar tranquilamente.

–Harry —lo nombró el mayor acercándose un poco pero fue ignorado—. Harry...

De pronto el rizado dio un salto de la cama y se acercó bruscamente a su novio, permitiéndole ver su rostro lleno de sangre y lágrimas.

–¿Por qué? Si te pedí que no te metieras, ¿por qué lo hiciste? —preguntó con desesperación— ¿Es que no puedes escucharme por una vez?

–Harry yo solo...

–¡Eres un necio, Louis! —exclamó terminando la poca distancia entre sus rostros uniendo sus labios bruscamente— Eres tan malditamente necio, y aún así, no sé qué haría sin ti.

El mayor volvió a besarlo y esta vez sí lo lastimó un poco en su labio ya herido, por lo que Harry dejó salir un leve gruñido debido al dolor.

–Lo siento —susurró el mayor mirando la herida de su pequeño novio—, detesto tanto que te haya hecho esto.

–Olvídalo, Lou, no tienes que preocuparte —trató de tranquilizarlo—.  ¿Qué le dijiste?

–Gemma le dijo que el esmalte era suyo, y yo... la conversación se tornó algo, difícil y tuve que decirle... tuve que decirle que me gustaba Gemma y que quería salir con ella.

Louis esperaba alguna expresión de tristeza en el rostro Harry, o al menos de disgusto, pero distante a eso, comenzó a reír por lo bajo.

–¿Y en serio les creyó?

–Creo que hasta se emocionó —dijo tratando de comprender esa diversión—. Harry, en serio, fue muy difícil para mí decirle eso.

–Tranquilo, bebé, solo tratabas de ayudarme y funcionó —dijo besando el dorso de su mano—. Ahora tendrás que venir a ver a mi hermana más seguido —bromeó.

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