Irene:

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Esos dos... ¿qué ha sucedido? El que Declan se mantuviera tan cerca de Kalinda y la examinara en busca de algo que relucir me hace pensar que ese chico está empezando a interesarse en ella.
¿Debo alegrarme o entrar en pánico? Si bien no conozco hace mucho a Kalinda, pero es obvio que no es la clase de persona que... soportaría todo lo que Declan tiene para ofrecer, si es que me entienden. Tampoco me gustaría entrometerme en los asuntos de mi hermano pero... me agrada esa chica, y no quisiera perderla ya que creo que podemos llegar a ser grandes amigas.
- ¿Vives sola...? -Cedric mira a Kalinda expectante. Eso me recuerda que no tuve la oportunidad de presentarlos.
- Ella es Kalinda. -le dedico una sonrisa a la muchacha- Creo que ya conoces a mi hermano, Declan, y él es Cedric. -los presento y abandono el suelo.
Busco todos los pañuelos que he usado y le pregunto a Kalinda por un cesto. Señala detrás de ella a lo que supongo yo debe ser la cocina. Su casa es un poco... extraña. La manera en que está construida.
- Vivo con mis padres y hermanos. -responde luego de unos minutos a la pregunta de Cedric. Éste la observa confundido pero luego parece recordarlo. Declan no deja de mirar todo a su alrededor. Por lo general, mi reacción natural cuando se trata de él es preocuparme, mas en este caso me da curiosidad su curiosidad, ¿se ha entendido?
- ¿Dónde están ellos? -tiro los desechos en donde corresponde y tomo asiento en un banco que se encuentra cerca.
Empieza a aflorar un dolor de espalda terrible. Demasiado tiempo tirada en una posición incómoda.
- Eh... mis padres y un hermano visitan a mis abuelos, y mi hermano mayor está en la casa de su novia. -dice en un tono bajo y algo desconfiado. No quiere dar tanta información, y la comprendo, al final somos relativamente extraños para ella.
- Somos delincuentes pero no de esa clase. -exclama directo Declan. No sé si ha intentado calmarla o qué, pero su intento no ha sido de ayuda ya que no se encuentra aliviada si no más incómoda que el otro día.
- No lo escuches. -le lanzo a Declan una libreta que tenía a mano. Se queja un poco por el impacto de ésta contra su nuca; sin embargo, se recompone y acto seguido tira mi celular a una fuente llena de agua.
No sabía que lo traía consigo. Con este chico es imposible descuidarse ya que sino sufres las consecuencias de sus acciones.
- ¿Qué edad tienes? -cambia de tema y atmosfera Cedric.
- Dieciséis. -murmura.
¿Eh? ¿Acaso he escuchado bien? No soy la única sorprendida a mi parecer, los tres estamos prácticamente boquiabiertos y es que... ¡ESA CHICA NO PUEDE TENER ESA EDAD!

La chica común y el boxeador imponente.Where stories live. Discover now