La chica común y el boxeador imponente.

Irene:

Cedric es como mi hermano, me refiero a que actúa ilegalmente como él de vez en cuando, y sin dudas sus personalidades son parecidas. Al principio tuve miedo, de su persona y lo que ésta podría generar en nosotros, principalmente, en Declan. Sin embargo, con el tiempo descubrí que protege más a mi hermano de lo que yo podría y le aconseja para que tome otro camino, algo que Cedric mismo quiere hacer. No es fácil. Es un trabajo arduo y el cual necesita toda la atención y dedicación que podamos prestar. Mas no es imposible.
Desde que papá murió un pilar importante se fue de nuestras vidas y tuvimos que aceptarlo, nos guste o no, y al abandonarnos mamá... ya nada pareció justo. El crecer tan rápido sin elección, tomando responsabilidades que antes no existían, fue un cambio rotundo al cual debimos acostumbrarnos y saber lidiar con ello.
A veces pienso, de poder retroceder el tiempo, ¿a quién salvaría?

Lógico. Él espera dentro y yo a la intemperie, a la vista de cualquier acosador y como blanco fácil en un barrio que no lo es. Cedric puede llegar a ser un verdadero idiota, y sin necesidad de práctica.
Bien, estando aquí se me ocurre algo con respecto a esta noche. Quiero invitar a Kalinda, no la veo hace una semana e intuyo, no sé por qué, que se ha reunido con Declan. Es extraño mi pensamiento como para decirlo en voz alta, mas es un presentimiento que tengo.

- ¿Kalinda y Declan? -ríe sin escrúpulos, dándome a entender que es una locura- Algo afecta esa cabeza tuya. -exclama divertido mientras sujeta con fuerza mi mano para que no lo suelte.
- Hablo en serio. -murmuro seria evitando que me bese- ¿Si tengo razón? -pienso en alto.
- Si la tienes... -rueda los ojos- Me alejo del otro mundo por una semana. -termina la frase.
Mis pies abandonan toda acción y volteo un poco para verlo, ¿en serio lo ha dicho? ¡Esto es increíble! Nunca prometió algo así.
- Bien. -extiendo mi mano libre hacia él- Es un trato.