Kalinda:

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Debería olvidar por un tiempo los mangas románticos, éstos empiezan a afectarme de mala forma y hacen que piense en situaciones irreales. Al menos para mi lo son.
- Kalinda. -mi hermano menor entra en mi habitación con su celular en mano, lo veo muy concentrado en éste- ¿Puedes acompañarme a la casa de un amigo? -pregunta sin despegar la vista de la pantalla.
- ¿El mismo de la otra vez? -quiero saber a la par que abandono mi cama y me estiro.
¡Ay, mi espalda me duele! Esa posición no parecía tan incómoda.
- Si. -me tira mi chaqueta y la atrapo en el aire- Vamos.
- ¿Por qué tanta prisa? -bostezo- ¿Le preguntaste a mamá? -es obvio que si, pero...
- Si.
No quiero seguir preguntando ya que noto que su paciencia esta en el límite, y por el momento no deseo que me mande al diablo.

- El chico del auto aquella vez. -comienza una nueva conversación cuando ya estamos casi llegando a destino- ¿Quién era?
- ¿Por qué me lo preguntas?
Estoy temblando. No se si de frío o qué.
- Tú lo conoces. -acusa- Estabas nerviosa cuando lo viste y no sólo era por lo que había sucedido. -exclama seguro, tanto que me sorprende.
- Es... un... es un amigo. -respondo con la duda visible en mi voz.
No quiero preguntas, menos sobre Declan.
- Mhmhmh. -no me cree, lo sé- Bien. Si tu lo dices, hermanita. -su tono no me gusta- ¿Mamá sabe de tu "nuevo amigo"? -idiota.
- No. -niego rotundamente- ¿Qué tendría que saber? -inquiero desinteresada, al menos trato de sonar así.
- Nada, nada. -dice encogiéndose de hombros- Supongo. -susurra apenas audible.
- ¿Está no es la casa de tu amigo? -señalo con la cabeza una en particular.
Él no habla, se despide vagamente y se apresura a llegar a la puerta. Espero a que entre para así marcharme. Lo veo por última vez desaparecer en el interior de la casa y me doy vuelta para volver a la mía.
Al menos, ese era el plan.

La chica común y el boxeador imponente.Where stories live. Discover now