Capitulo 2

21 4 0
                                    

Mina estaba acostumbrada a correr en su trabajo. Había filmado casi de todo en un momento u otro, excepto un combate real, pero había estado lo suficientemente cerca Kosovo, como para tener cubrirse a toda velocidad, para evitar ser aplastada por la caída de escombros durante los bombardeos. Prácticamente tenía que correr para poder seguir el ritmo de Chaeyoung, mientras avanzaban por los pasillos camino a la cafetería. Cuando Mina comenzó a girar a la derecha en una esquina, claramente marcada con una señal que indicaba la cafetería, Chaeyoung la agarró del brazo y tiró de ella hacia la izquierda.

—Por aquí, —dijo Chae, tirando de la otra mujer con ella en la dirección opuesta.

—¿Qué...?

—Hay algunas cosas que son esenciales en este trabajo, — le interrumpió ella mientras sacaba un puñado de billetes del bolsillo de su camisa, —y un buen café es una de ellas.

Mina vio el pequeño kiosco escondido en la esquina de la gran sala de espera de admisión. La parte superior de una cafetera espresso, era visible detrás de una pila de vasos y un recipiente de plástico para pasteles. —Ah, ya veo, — señaló. —Le gusta el buen café.

Chaeyoung se inclinó sobre el mostrador, miró alrededor de la caja registradora, y sonrió con satisfacción. —¡Terry! Café rápido. —Se giró hacia Mina, y preguntó: — ¿Qué quiere tomar? Terry hace el mejor café que haya probado.

—Perfecto, —respondió Mina. Un minuto más tarde, aceptó la taza de café espresso con un suspiro de satisfacción. Cuando Chae fue a pagar, le cogió la mano. — Me toca a mí, ¿recuerda?

Por un segundo, ambas miraron la mano de Mina en la muñeca de Chaeyoung. Mina sintió un hormigueo en sus dedos que no tenía ningún sentido en absoluto. Intentó adivinar si la cirujana también lo había sentido, pero su rostro era inexpresivo mientras se apartaba.

—Por supuesto. Gracias.

Cogieron sus tazas, y caminaron a través de la sala de espera del vestíbulo público, hacia los ascensores.

—Bueno... —empezó Mina, ansiosa por aprovechar cada minuto con la esquiva cirujana. —Tengo que aclarar algunos detalles del rodaje con usted.

—Ya me he dado cuenta, —respondió Chaeyoung secamente. Apretó el botón hacia arriba, un poco sorprendida por la facilidad, con que la que la directora la había llevado hacia una discusión, sobre algo que no estaba del todo segura de querer hacer. Por lo general no era tan susceptible a la persuasión, pero tuvo que admitir, que la pelirroja tenía un encanto sutil que era bastante difícil de resistir. Para eliminar de su mente ese desconcertante pensamiento, dijo:

—Tengo una reunión de orientación con el nuevo personal en cuarenta minutos. Podemos hablar en la sala de conferencias antes que lleguen. Probablemente sea el único momento libre que tenga en todo el día.

—De acuerdo, —contestó Mina. Bebió un sorbo de café y gimió débilmente. —Oh, Dios. Está buenísimo.

Chaeyoung sonrió a pesar de sí misma. —Por supuesto.

Cuando se sentaron en la pequeña sala de reuniones contigua a la cafetería del hospital, Chaeyoung se reclinó en su silla, y miró a Mina fijamente. — Lim Jaebeom me dijo anoche que quiere filmar un documental en mi unidad de trauma.

—¿Ayer por la noche?, —preguntó Mina sorprendida. —

¿Se enteró ayer? Llevamos negociando esto con el hospital hace meses, y me habían dicho que todos los involucrados estaban al tanto. ¿Por qué no se lo dijo antes?

—Probablemente porque sabía que lo iba a rechazar,— respondió Chaeyoung suavemente, mirando a su compañera por encima de su taza de café. La otra mujer hasta el momento había sido imperturbable, segura y capaz, pero, sorprendentemente, sin ningún interese en enfrentarse a ella. Una mano de hierro en guante de terciopelo. Chaeyoung estaba impresionada, y no se le impresionaba fácilmente.

Passion's Bright Fury // MiChaeng //Where stories live. Discover now