Capítulo 5

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Mina suspiró y trató de dejar de pensar en Chaeyoung. No podía decidir si la mujer le molestaba o le fascinaba más. Era una de las personas más exasperante que había conocido. Era rígida, inflexible y arrogante, y por si eso no fuera suficientemente malo, había conseguido llegar a ser una gran cirujana respetada y emprendedora. Y joder, era condenadamente atractiva.

—¿No tienes hambre?—preguntó Jung Eunha con preocupación.

—¿Qué?—preguntó Mina sorprendida. Miró su plato a medio comer y se dio cuenta de que se había olvidado de él. —Oh, no. Quiero decir... yo estaba, pensando en otra cosa. —Al ver la mirada de preocupación en el rostro de su compañera, se apresuró a añadir: —Estoy distraída. Creo que no ha sido muy inteligente por mi parte, quedar para cenar contigo el primer día de mi nuevo proyecto.

La atractiva abogada de cabello oscuro frunció el ceño, estiró su mano por el mantel de lino inmaculado para coger la de Mina. —No teníamos porqué salir. No te he visto en dos semanas. —Acarició con el pulgar la palma de Mina.

—Podríamos haber pedido algo y pasado la noche en la cama.

—Lo siento, —respondió Mina, apretando la mano de Eunha.

—Soy una pésima compañía esta noche. —Esperaba que el hecho de haber esquivado el tema del sexo, no hubiese sido tan obvio para su compañera de mesa, como a ella le parecía. No estaba segura de por qué ya no estaba tan interesada. Llevaban saliendo más de seis meses, casualmente, que era la manera en que ambas habían acordado que querían hacerlo. Eunha estaba ocupada integrándose a sí misma en un prestigioso bufete de abogados, en el que cual tenía la intención de ser socia antes que nadie de su edad, y trabajaba noventa horas a la semana para conseguirlo. Mina viajaba con frecuencia para sesiones y reuniones de promoción, y sentía que no podía dar a una relación seria la atención que requería. Hasta ahora, su relación había sido mutuamente satisfactoria.

Mina sonrió a Eunha, apreciando la mirada de deseo en sus ojos, recordando lo mucho que le gustaba sentir su cuerpo atlético encima suyo. Tenían intereses similares, querían las mismas cosas profesionalmente, y estamos bien juntas en la cama. ¿Qué más podía pedir?

Sacudió la extraña sensación de inquietud que había tenido desde que había dejado Bellevue, y trató de no pensar más en Chaeyoung, ni en por qué le importaba si le gustaba o no que la cirujana de trauma fuera tan irritante. Mina sonrió a la mujer que esperaba, y dijo en voz baja:

 —Vamos a saltarnos el postre.

*****

La puerta de cristal de la ducha se abrió, y Mina sintió un cuerpo suave contra su espalda. Unas manos se deslizaron alrededor de su cintura, unos labios se perdieron por encima de su hombro, y una voz ronca e íntima, le susurró al oído.

—Hey, te he echado de menos al abrir los ojos. La cama estaba fría sin ti .

—He intentado no despertarte,—respondió Mina, recostándose en el abrazo, y volviendo la cabeza para posar sus labios sobre la mejilla húmeda. —Lo siento.

—¿Estás bien? —Preguntó Eunha.

—Sí.—Pero no se sentía muy bien, y no estaba segura de por qué. Nada había cambiado. Habían hecho el amor como lo habían hecho en el pasado, de una manera desenfadada y divertida. Con una familiaridad dada por el conocimiento mutuo. Era grato sentir el calor de otro cuerpo, y tocar otra carne que no fuera la propia. Era agradable estar físicamente satisfecha. Había sido todo tan satisfactorio, como lo había sido la primera vez que se habían acostado juntas. Nada había cambiado.

—¿Te tienes que ir?

—Mmm, sí. Tengo una reunión a primera hora de la mañana con mi directora de fotografía. Y a primera hora para los estándares de los cirujanos significa a las seis y media, —explicó Mina, girándose en la niebla y el agua para hacer frente a su compañera.

Passion's Bright Fury // MiChaeng //Where stories live. Discover now