24. Si algo puede salir mal, saldrá mal.

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Darah Evans

Ya llegó ese día tan esperado, el día de la huida de Darek Lombardi. Aunque me muestro tranquila, como cada mañana en el centro, estoy muy nerviosa y asustada por lo que pueda pasar. Meto mi mano en el bolsillo de la bata, comprobando que el frasco de la pequeña droga, está ahí.

Vale, perfecto.

En estos días me crucé tan solo una vez con Victoria, me miró con miedo, por lo que le pasó el anterior día. Mejor, así no me dirige más la palabra, pienso. Voy caminando hacia la cafetería, dando un pequeño paseo por las instalaciones, pensando en cómo saldrá Darek de aquí. Me preocupo un poco por él, por lo que le pueda pasar.

¿Y si muere? ¿Y si le hieren?

Muy preocupada por él, eh.

Demasiado.

Entro a la cafetería, comprobando que no hay nadie siguiéndome. Perfecto. Localizo con la mirada la garrafa de agua que hay a un lado del dispensador de agua. Cierro la puerta de la cafetería, para que nadie entre y me vea. Levanto la garrafa de agua, apoyándola en la mesa y desenrosco su tapa. Saco el pequeño frasco de mi bolsillo, abriendo la tapa y vertiéndolo todo en el interior de la botella. Doy unos pequeños golpecitos al frasco, para verter todo el líquido dentro y vuelvo a cerrar la botella del agua. Guardo el frasco en el bolsillo y coloco la garrafa de agua en el dispensador, no sin antes agitarlo un poco para asegurar que la droga esté repartida por toda la botella.

Listo.

Fácil, rápido y...

—¿Qué hace aquí con la puerta cerrada? —pregunta Hill, entrando por la puerta.

—Buscando paz, pero veo que ni así la encuentro —improviso rápidamente—. ¿Qué quiere? —le pregunto, observando cada movimiento que él hace.

—Tranquila, gatita —responde él, con calma—. Tan solo vengo por un vaso de agua —sonríe, mostrándome sus dientes amarillentos y torcidos.

Dirijo mi mirada hacia el reloj de la pared, marca justo las nueve de la noche. El límite de mi parte del plan, perfecto. Por lo que Darek me dijo, la droga tarda en hacer efecto un par de horas, así que no hay problema en que Hill beba un poco ahora.

Avanza lentamente hacia el dispensador de agua, agarrando uno de los vasos blancos de plástico y abre el grifo, que echa un pequeño chorro de agua que va a parar directamente al vaso. Observo como se lleva el vaso a los labios, dándole un gran sorbo al agua.

Uno menos.

—¿Qué me miras tanto? —pregunta él, extrañándose.

—Tan solo observo a una basura con patas —le contesto, dándole una falsa sonrisa.

—Tuviste suerte aquel día, pero no te escaparás otra vez —dice él, con seguridad—. Tus días aquí están contados, Darah, no te irás de aquí sin...

Alguien más entra por la puerta, el celador Torres.

—Hay una pelea en el pabellón B —le informa él a Hill, interrumpiendo lo que me iba a decir.

—No es mi pabellón —le dice él, molesto.

—Lo necesitan allá —insiste Torres—. Es el único capaz de poner orden —miente, tan solo le dice eso para que se vaya.

—Está bien —asiente él—. Darah, nos volveremos a ver —asegura él, dándome una de sus asquerosas sonrisas.

Desvío mi mirada hacia la ventana, para no tener que verlo.

La psicopatía de Darek [+21] ✓ (Borrador 2021)Where stories live. Discover now