33. Liberación a Hill.

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Darek Lombardi

—Señor Lombardi, encantado de volver a verlo —me giro ante la voz de Jacky, que ha llegado justo esta misma noche.

—Igualmente, ex celador Torres —sonrío al verlo, vestido informalmente con un jersey y un pantalón vaquero—. ¿Qué tal las cosas por la prisión después del escape? ¿Mucho muerto? ¿Mucha sangre? —le pregunto, con una gran curiosidad.

—Demasiado —admite él, soltando una pequeña risa—. Ni te imaginas el pánico que has sembrado cuando se han despertado todos los demás. Parecía una puta película de terror, cuerpos por todos lados, sangre, huellas sangrientas en el suelo y un preso que ha escapado, tú —me informa él, tomando asiento frente a mí—. Williams y Hill se pusieron furiosos, mientras que los demás del centro estaban cagados de miedo, por si todavía estabas en la isla, esperando para matarlos.

—Interesante —comento, sin más—. Habla con Duncan para que te meta en la organización, yo estoy ocupado con unos asuntos —me levanto de la silla.

Él me imita y me da una sonrisa, antes de irse.

—Gracias, de verdad.

—Igualmente, Jacky —le digo, con sinceridad—. Ahora ya puedes hacer una nueva vida... justo la que planeamos cuando éramos unos críos.

Él se ríe y asiente con la cabeza.

—Pues sí. Nos vemos, jefe —se despide de mí con la mano, yéndose de mi despacho.

Agacho mi mirada hacia el papel que tengo sobre el escritorio, todos los problemas que tengo pendientes. En la cima, saber qué hacer con los socios, tengo que montar una maldita cena en la casa y llegar a un acuerdo que nos beneficie a todos. Luego está el problema de Heather y el padre de Darah, pero eso no me incumbe demasiado. En tercer puesto, está Hill, mañana tendré que acabar con su vida.

Agarro el móvil y decido hacerle una llamada a Hans, el encargado de venderme la droga. Después de mucho tiempo sin hablar, es hora de llegar a un acuerdo con ellos, pero cómo no, tengo que organizar una cenita en la casa para charlar tranquilamente. Opto por echarles veneno en la comida y que se vayan todos a la...

—¿Darek? —la puerta del despacho de abre y asoma la cabeza mi hermano Daryl—. Ya no nos queda más mercancía para vender, la droga ya está toda vendida —asiente, con orgullo—. ¿Ahora qué?

—Organiza una cenita, que eres el chef de la casa. Dentro de una semana o qué sé yo, hay que montar una para llegar a un acuerdo con Hans, ya que el socio de mi hermano Duncan nos vende muy poca y necesitamos mucha más —marco el número de Hans—. Os quiero a todos fuera de la casa ese día, haces la cena y te largas. Hola, Hans —saludo, al ver que descuelga.

—Hola, Darek, cuánto tiempo —ríe él al oírme—. ¿Qué tal por la cárcel?

—Vaaaale —accede Daryl—. ¡Hola, tío Hans! —grita él, para que Hans le oiga.

—¿Estás con el pequeño Daryl? —pregunta Hans, probablemente con una sonrisa.

—¡Pásamelo que hace tiempo que no hablo con él! —pide Daryl, ilusionado.

No sé por qué se llevan tan bien este par, ni quiero saberlo tampoco. No le hago caso a lo que me dice Daryl, es más, suelto un suspiro retomando un poco de paciencia.

—Daryl lárgate y haz lo que te pedí —le ordeno con severidad—. Hans, la cena el próximo viernes a las diez de la noche en mi casa, no tardes —le cuelgo.

Así se solucionan dos cosas, fácil, rápido y sencillo. Daryl se va a organizar la cena, Hans ya sabe la hora que tiene que asistir... claro, no lo hará solo, sino con sus compañeros de lo que tiene montado. No se fía de mí después de todo lo que hemos pasado juntos, increíble.

La psicopatía de Darek [+21] ✓ (Borrador 2021)Where stories live. Discover now