CAPÍTULO XI: Sudema, la ciudad de fuego.

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El sonido del portal anuncia la llegada de un nuevo visitante

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El sonido del portal anuncia la llegada de un nuevo visitante.

El rey Theo Spica, que se encontraba del otro lado, concentró su energía mágica en la palma de su mano, y posteriormente tocó el umbral del portal transportador para dar acceso a su visitante.

La reina Agatha no tardó en cruza el portal. Iba con un vestido de color morado, elaborado de tela especial, ideal para aquel clima en extremo caluroso, y su cabello que normalmente estaba suelto, en ese instante se mantenía sujeto por un moño en la parte superior de su cabeza.

—Mi señora —dijo el rey mientras realizaba una leve reverencia.
—Rey Spica, será mejor que vayamos al palacio.

Uno de sus sirvientes que atravesó el portal luego de ella vino con una bandeja de plata, encima de este había una especie de velo que cubría el rostro. Agatha sujetó la fina y delicada prenda y se la colocó alrededor de la cabeza.

Un ventarrón vino del lado oeste y trajo consigo la arena, la reina se vio forzada a entrecerrar los ojos, pero su sirviente se colocó justo en dirección del viento mientras servía de escudo.

Sudema era un territorio misterioso. Estaba compuesto mayormente de arena, y algunos pequeños oasis que solo los más adiestrados podían encontrar. Y al igual que Navidia, pese a que uno podría pensar que por lo inclemente del clima la población sería reducida, Sudema poseía una gran cantidad de ciudadanos.

Agatha alzó levemente el rostro para poder apreciar la nación y una extraña mueca se formó en sus labios, aunque por fortuna gracias al velo, nadie podía verla. Analizó el entorno, tal y como ella había dicho, una criatura que no hubiera nacido en ese clima era incapaz de vivir allí.

Entonces ¿Por qué había una Hipermerias surcando los cielos?

—Mi reina, sea bienvenida al palacio.

Las puertas del enorme palacio de mármol se abrieron, el olor a incienso del interior llegó hasta su nariz y ella inhaló aquella fragancia de las especias que distribuían. Posteriormente caminó a paso firme, los sirvientes de uniforme blanco hicieron una reverencia, y el rey Spica la fue guiando hasta el despacho real.

Diamond, el príncipe corrupto [Saga: Los malditos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora