CAPÍTULO XV: El guardián oculto (II)

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La puerta terminó de cerrarse con un golpe seco a medida que Greyslan y Bristol se iban acercando

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La puerta terminó de cerrarse con un golpe seco a medida que Greyslan y Bristol se iban acercando. Emerald y compañía únicamente se quedaron ahí, quietos, sin saber que decir o que tipo de justificación poder proporcionales.

Emerald apretó los puños a cada lado de su cuerpo y dio unos pasos al frente, sus amigos se limitaron a seguirla con la cabeza agachada, y cuando los maestros estuvieron a punto de decir algo, ella los cortó mientras le daba la espalda a los demás.

—Fue mi culpa —exclamó mientras seguía observando al suelo—. Si ha de haber algún tipo de castigo, acepto toda la responsabilidad. Ni Julian, ni Draven, mucho menos Eugene ni Privai tienen la culpa de nada.
—¿Son conscientes de que podía haber pasado algo malo? —preguntó Bristol con la ceja enmarcada, Greyslan se limitó a observar incómodo a un lado—. Si los guardias del palacio los encontraban, inmediatamente hubieran dado aviso a tu madre. Puede que seas el rey de Delia y las consecuencias para ti no sean tan significativas, pero arriesgar a tus compañeros de esa forma no ha sido una buena decisión como líder.
—Soy consciente de eso —respondió ella—. Es por eso que acepto toda la responsabilidad, cúlpenme a mí, no a ellos.
—Yo le pedí a Diamond que me dejara venir, tenía que hablar con Eugene —contestó Privai desde atrás a medida que daba un paso al frente—. Soy tan responsable como él, acepto el castigo que tengan que darme.
—Yo... yo les dije que vinieran —tartamudeó Eugene—. Si... si habrá alguna sanción también soy culpable.
—Como miembro oficial de la guardia real de Delia es mi deber proteger al rey de mi nación, aceptaré el castigo que haya —acotó Draven mientras colocaba una mano con el puño cerrado a la altura de su corazón.
—Como futuro rey mi deber es asegurarme de seguir a un aliado tan importante como lo es el rey de Delia —mientras decía esto, Julian se plantó frente a Emerald—. Pero como Julian Ases, su amigo, y alguien que siente un profundo cariño por él, decidí seguirlo para asegurar que retorne con bien a la escuela, aceptaré también la responsabilidad por haber quebrado las reglas.

Bristol observó con incredulidad a los muchachos mientras aún mantenía un gesto duro en el rostro, Greyslan por su parte no pudo evitar que se le escapara una pequeña risilla la cual no pasó desapercibida para su acompañante quien inmediatamente le proporcionó una mirada asesina.

Diamond, el príncipe corrupto [Saga: Los malditos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora