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Las cosas no fueron muy diferentes en los días siguientes. Lo único que cambió es que ninguno de esos días volvió a despertar con BingHe al lado.

En el fondo, Shen Jiu estaba un poco decepcionado, pero era un sentimiento del que no se percató.
La conmoción de su desmayo ya había pasado y el único que seguía en guardia era Liu QingGe.

Su hermano jurado era el único que sabía lo que había sucedido entre el y Luo BingHe. Había Sido imposible ocultarselo. Además de ellos, un médico de la cumbre Qian Cao quien había jurado por Buda no decir nada al respecto.

Todavía recordaba el día en el que volvió a Cangqiong. Había corrido lejos de los dominios del Palacio de Honor Terrenal pese a su pobre condición, en el camino se encontró con un cochero que iba en dirección a la secta y se compadeció de lo débil que se veía ofreciendo llevarlo.

Cómo pudo llegó a la mitad de las escaleras casi desmayado. El señor que normalmente barría las hojas lo vió en la distancia y rápidamente corrió en su ayuda.
Con trabajos llegaron a la cima, el primero en ver su terrible condición fue Yue QingYuan, quien sin saber que hacer solo consiguió llamar a los médicos y a Liu QingGe.

Shen Jiu apenas logró persuadir a todos cuando un médico determinó que su plexo solar estaba prácticamente hecho pedazos. Inventó la historia de que había peleado con Luo BingHe. Todos lo creyeron posible así que no cuestionaron más.

Pero en el mundo solo existía una persona capaz de traspasar sus expresiones y mentiras. A los pocos días, esperando que recuperara un poco el color del rostro, Liu QingGe entro en la casa de bambú con el ceño fruncido. Estaba dispuesto a interrogar a Shen QingQiu hasta el final. Pero eso no fue completamente necesario. Había llegado en el momento justo en el que su hermano jurado se estaba cambiando las ropas.
Lo encontró sentado en la cama con el torso medio descubierto, dejando al aire una horrible herida en su brazo.
Lo forzó a desvestirse por completo y quedó horrorizado.

Shen QingQiu lloró a mares ese día mientras balbuceaba estar arrepentido por todo, mientras confesaba sus "crímenes" y deseaba la muerte para si mismo.
QingGe lo consoló incansablemente durante meses enteros y consiguió un médico de confianza para que revisara constantemente que sus extremidades funcionaran y cicatrizaran adecuadamente. Desgraciadamente su plexo solar jamás sería restaurado y con él se veían afectados todos los demás chakras. Al menos agradecía infinitamente que su núcleo no hubiese salido afectado.

Cuando pasó un tiempo, ambos charlaron más profundamente sobre lo que había sucedido en su desaparición, Liu QingGe casi no tuvo estómago para soportar los detalles. Y en el rostro lloroso de Shen Jiu solo vió a su pequeño hermanito jurado, el mismo que brincoteaba de aquí para allá buscándolo por todos lados y haciendo pucheros cuando era reprendido.

Su pequeño hermano que había Sido tratado como la peor de las plagas. Torturado hasta el borde de la locura, llevado a un punto sin retorno en dónde Shen Jiu dejo de discernir entre la vida y la muerte.

—Te equivocaste en su crianza, te equivocaste en tus decisiones, pero jamás lo deshumanizaste. Esto no fue venganza, esto no fue karma. Esto fue odio puro, hecho con alevosía.

Le dijo mientras lo abrazaba contra su pecho y lo mecía suavemente.

Hasta el día de hoy había cosas con las que Shen QingQiu no podía lidiar sin sentir náuseas.
Le costaba estar en lugares demasiado cerrados, ya no podía dormir con las luces completamente apagadas. El sonido de las cadenas le ponía los pelos de punta. Había seguido al pie de la letra la dieta vegetariana de Cangqiong. Ver sangre le daba náuseas y mareos y constantemente estaba rodeado de incienso y fragancias en un miedo inconsciente de volver a aspirar el aroma a carne putrefacta.
Había quedado traumado de por vida.

El otro yo  |BINGJIUTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon