Visto y No Visto

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Luna dijo que no sabía cuándo aparecería la entrevista de Rita con Bella y Harry en El Quisquilloso, pues su padre estaba esperando un largo e interesantísimo artículo basado en el testimonio de personas que recientemente habían visto snorkacks de cuernos arrugados.

—Como lo pueden imaginar —explicó—, esa historia es muy importante, así que la de Bella y Harry quizá tenga que esperar al siguiente número.

Para Bella y Harry no fue una experiencia fácil hablar de la noche en que regresó Voldemort. Rita los había presionado para sacarles hasta el último detalle, y ellos le habían contado todo lo que recordaban, conscientes de que aquélla era una oportunidad única para explicar la verdad. No sabían cómo reaccionaría la gente al leer la crónica. Imaginaban que serviría para que muchos se reafirmaran en la opinión de que Harry estaba completamente loco y que Bella también lo estaba, en parte porque su historia aparecería junto a una sarta de tonterías sobre los snorkacks de cuernos arrugados. Pero la fuga de Bellatrix Lestrange, Paradox Olsen y de los otros mortífagos había despertado en Harry y Bella un deseo irrefrenable de hacer algo, funcionara o no...

—Estoy impaciente por saber lo que opina la profesora Umbridge de sus revelaciones a la prensa —le dijo Dean, atemorizado, el lunes por la noche durante la cena. Seamus, sentado al lado de Dean, engullía enormes cantidades de empanadas de pollo con jamón, pero Bella se dio cuenta de que no se perdía detalle.

—Han hecho lo que tenían que hacer —terció Neville, que estaba sentado enfrente. Estaba muy pálido, pero añadió en voz baja—: Debió de ser... muy duro para ustedes hablar de todo eso, ¿verdad?

—Sí —musitó el chico—, pero la gente tiene que saber de qué es capaz Voldemort, ¿no?

—Claro; bueno, él y sus mortífagos —coincidió Neville asintiendo con la cabeza—. La gente debería saber...

Neville dejó la frase inacabada y siguió comiendo patatas asadas. Seamus, por su parte, levantó la cabeza, pero cuando su mirada se encontró con la de Harry, bajó rápidamente la vista hacia su plato. Al cabo de un rato, Dean, Seamus y Neville se marcharon a la sala común; Bella, Harry y Hermione se quedaron en la mesa esperando a Ron, que todavía no había cenado por culpa del entrenamiento de quidditch, pues Angelina prometió no soltarlo como a Bella hasta que pudiese hacerlo perfecto.

Cho Chang entró en el comedor con su amiga Marietta. Bella notó una desagradable sacudida en el estómago, pues Harry la miraba, pero ella no a él y se sentó de espaldas a hacia Harry.

—Ah, se me olvidó preguntárselos —comentó Hermione con una sonrisa en los labios tras echar un vistazo a la mesa de Hufflepuff y Ravenclaw—, ¿cómo les fue en sus citas? ¿Por qué volviste tan pronto, Harry?

—Pues fue..., fue... —respondió Harry al mismo tiempo que acercaba una bandeja de pastel de ruibarbo y se servía por segunda vez— un fracaso total, ya que me lo preguntas.

Y les contó lo que había sucedido cuando estaban en Madame Pudipié, Cho comenzó a quejarse de que Harry se reuniría con Bella y Hermione en Las Tres Escobas, que, por lo que Bella entendió, le reprochó en que Harry pasase mucho tiempo con sus amigas.

—...y entonces —concluyó varios minutos más tarde, cuando desaparecieron las últimas migas de pastel— se levanta y dice: «Hasta la vista, Harry» ¡y se larga corriendo! —Dejó la cuchara sobre la mesa y miró a Hermione y a Bella—. Tú la viste salir, Bella. Fue... raro ¿ustedes entienden algo?

Hermione y Bella lanzaron una mirada a la nuca de Cho y luego se miraron.

—¡Ay, Harry! —exclamó con tristeza Hermione—. Lo siento, pero tienes muy poco tacto.

Bella Price y La Orden del Fénix©Where stories live. Discover now