# 🗯️ 𝘼𝙉𝙂𝙀𝙇 𝙒𝙄𝙏𝙃 𝘼 𝙎𝙃𝙊𝙏𝙂𝙐𝙉 🖇️
⁀➷｡❄✡ ˚𝐀 𝐁𝐮𝐜𝐤𝐲 𝐁𝐚𝐫𝐧𝐞𝐬 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜 ♡
ˑ 𖥻 ۫ . Para la gran mayoría de las personas, los recuerdos son las huellas más intangibles de nuestro pasado, inmateriales, almacenadas en la men...
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▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬ Nebraska Estados Unidos de América ▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬
El CIELO ESTABA TORMENTOSAMENTE OSCURO, Y EL RUGIDO de los truenos reinaba en la distancia. Detrás de uno nubarrones negros, la luna y las estrellas se habían ocultado, mientras la lluvia golpeaba violentamente el pavimento y el viento agitaba con vehemencia las hojas de los árboles.
En la radio del coche, el meteorólogo advirtió que se avecinaba una tormenta. Bucky tuvo que disipar, puesto que estaba convencido de que la misma ya se encontraba encima de su cabeza. Comprobó la hora en su teléfono, que marcaba cerca de la medianoche. Después de un día completo conduciendo, el sueño había comenzado a interponerse en el camino, y calculó que todavía le quedaban unas cinco horas más de viaje antes de llegar a Denver.
Bostezando, miró a April en el asiento del pasajero. Su cabeza estaba presionada contra el vidrio de la ventana y sus rodillas recogidas hasta al pecho. Varios mechones de pelo caían sobre su rostro. Tenía los labios entreabiertos y un hilo de saliva colgaba de su comisura derecha, mientras emitía pequeños ronquidos.
Pensó que nunca antes había presenciado una imagen más hermosa. Le gustaba verla dormir.
El mal tiempo había logrado despejar el tráfico, lo que llevó a Bucky a pensar que en este punto la mayoría de los moteles de carretera debían estar llenos de conductores que huían de la tormenta. No sería prudente detenerse en uno a costa de ser reconocidos. De hecho, aunque Fury le había asegurado que ya no serían un problema, todavía le preocupaba que Tony Stegen y sus hombres pudieran estar persiguiéndolos. No había nada que quisiera más que poner sus manos alrededor del cuello de esa alimaña alemana, pero al mismo tiempo quería mantener a April lo más lejos posible de él.
—¿Ya llegamos?—Tan pronto como dejó de escuchar el motor del auto, ella abrió los ojos y se incorporó en el asiento para mirar a su alrededor. Vio densos pinos verdes que daban inicio a un bosque al borde de la carretera.
—Aún quedan algunas horas— logró decir entre un bostezo—. Pero he pasado las últimas tres noches cuidándote y están empezando a pasar factura. Necesito dormir.
—Tal vez pueda conducir mientras descansas—propuso April, sintiéndose mal por ser la causa de su agotamiento. En su tiempo en Boston, Bucky no se había separado de su cama ni un segundo, excepto para ir al baño.
—Creo recordar que nunca obtuviste tu licencia, y además te has estado mareando últimamente. Tengo ciento seis años, me considero todavía demasiado joven para morir.
Ella sonrió, pero la diversión se desvaneció de sus labios tan pronto como escuchó un ruido proveniente de su cuerpo, similar a los truenos que retumbaban afuera. Se sorprendió al darse cuenta de que eran sus vértebras.
