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Miré a colgate 360 pero algo me pareció muy raro, entonces le di la vuelta y toqué su material.

—L-la firma de ladybug, ya no está...

Me volteé y miré la puerta cerrarse, yo me altere y corrí a intentar abrirla, pero era imposible.

Corrí a los ladrillos y me di cuenta de que estaban intactos, las lágrimas bajaron por mis ojos y seguí golpeando la pared, pero era inútil.

Me mordí los labios y tiré al suelo el cepillo que estaba en mis manos, ese no era colgate 360, solo era un cepillo simple de supermercado.

—¡¡Chase!! ¡Abreme la puerta!

Grité y seguí empujando hasta que me rendí y caí al suelo, golpeando mi cabeza contra la madera de la cama.

Al despertar ya no estaba en mi habitación, era otro lugar distinto, parecía un hospital. Miré a los costados notando los cristales que me rodeaban.

—¿Cepillo colgate 360?

Estaba confundida, corrí enseguida a uno de los cristales y comencé a patearlo con todas mis fuerzas, pero no se rompía.

—¡¡Co-Colgate 360!!

Logré mirar a través de uno de los cristales al de cabellos blancos, estaba con las piernas atadas y tenía unas esposas en las muñecas.

No podía oír lo que decía, pero yo me acerqué al cristal y suspiré derramando unas cuantas lágrimas más.

—Lo siento... Colgate 360, no pude protegerte.

Comencé a inspeccionar la habitación, había una cámara en la mía y tambien en la de colgate 360.

—Aunque...

Debía sacarnos de ahí, estaba muy asustada, Chase me había traicionado y mamá seguramente debía estar encerrada en otra de estas habitaciones.

Entonces comencé a preparar mi plan, yo era t/n, siempre había una solución para esto porque los libros no tienen finales tristes, ¿cierto?

El cepillo colgate 360 y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora