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Me acerqué a la mesa donde estaban ubicados los matones, mirando a Castiel.

—Ca-Castiel... ¿Me podrías prestar un lápiz? —le pregunté, Castiel solo arregló su chaqueta.
—¿Por qué me estás hablando? Sabes que no puedes involucrarte conmigo, saldrás lastimada.

Yo me sonroje, era muy difícil comunicarse con Castiel.

—Solo quiero un lápiz... —dije en voz baja, para volver a mi mesa y mirar al lado mío a mi mejor amiga Ámber.
—Castiel siempre será así.

Yo asentí y suspiré, dibujando en mi cuaderno al hombre de mis sueños, tenía cabellos blancos y un mechón azul, además de verse tan apuesto con ese traje de doctor.

—T/N, mira quién se acerca. —mis mejillas estaban rojas.
—¿Moto moto?

Levanté la vista, ¡no lo podía creer! Era el hombre que yo estaba dibujando, exactamente idéntico solo que sus manos sí se veían bien a diferencia de las del dibujo.

—¿Co-Colgate 360?

Me sonroje como un pepino, jugando con mis dedos y mirando un aire rosa rodear al apuesto hombre.

—T/N, buenos días ¿quieres salir conmigo?

Sonreí y me levanté de mi asiento para responder, pero entonces desperté.

Miré a Doki entrar a la habitación de colgate 360 y quitarle las esposas al de cabellos blancos, quien me miró antes de sacar un cuchillo de quien sabe donde y amenazar a Dok.

Me sorprendí y entonces escuché unas alarmas sonar por todo el lugar.

El cepillo colgate 360 y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora