Capítulo 15

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Albus Dumbledore apuro su caminar, quería ver al hombre recién liberado, necesitaba hablar con él, quizas ofrecerle una disculpa y algún hechizo de compulsión, ofrecer algunas palabras, quizas la promesa de devolverle al niño lo acomodara correctamente, necesitaba al hombre, por eso lo había mantenido en Azkaban, allí, vivo, pero incapaz de hacer nada. El mago mayor giro en la esquina y vio como Lucius Malfoy abrazaba al medico de Sirius quien a su vez palmeaba su espalda a modo reconfortante, no le gusto, no le gustaba la cercania de esos hombres, el rubio y el castaño le recordaban mucho a Severus y Malfoy cuando se comenzaron a salir, como él había tenido que llevarle el plan a la actual Lady Malfoy con la promesa de que criaría al hijo del rubio  como un completo sangre pura y mantendria a su esposo lejos del pocionista. Pero ahora había un medico, uno que parecia sacar el lado agradable de Malfoy, y eso no le gustaba, las personas necesitaban con quien enojarse, alguien con quien descargar su ira, el contrario del heroe, y esos eran los Sangre Pura ricos, quienes no podian verse amables, saberse personas con sentimientos, él sabia muy bien que ellos nunca cumplian sus promesas y debian ser erradicados del mundo magico, y junto con ellos sus costumbres, pues estas no le servian a su propósito, los mestizos y los hijos de muggles eran más propensos a seguir a un lider que los sangre pura, Gellert le había enseñado eso, en el momento en que se negó a seguirlo, formando su propio ejército y enfrentándolo.

-Sirius.. mi muchacho..- dijo dando un paso hacia el grupo de tres hombres que inmediatamente se pusieron rígidos al escucharlo

-Director..- siseo el recien liberado, mientras sentia en su hombro nuevamente la mano de Lucius

-Que maravilla que todo haya salido bien.. intente que se te diera un juicio, pero sabes tan bien como yo que todos teniamos dudas mi muchacho..- Albus uso su mejor tono de abuelo consternado para convencer, ignorando a los otros dos hombres que lo miraban molestos

-Le suguiero Dumbledore, que se mantenga apartado, usted es investigado por abandonar a Black..- las  palabras de Lucius salen con asco de sus labios

-Por que haces esto Lucius, que esperas obtener de Sirius, el solo debe estar con su ahijado ahora..- Claus no entendia muy bien al mago de barba blanca, tergiversaba por completo toda la situación, realmente le daba escalofrios incluso estar cerca del hombre, él era mágicamente sensible, por eso se había hecho medimago, y si era honesto, la magia de este hombre le producía terror.

Eran las siete de la tarde en Tokio, el sol se estaba poniendo con calma tiñendo el cielo de colores naranjas que fascinaban al pequeño Harry quien iba abrazado al cuello de Severus mientras este lo cargaba, el pocionista había sugerido salir a dar un paseo y el pequeño niño de once años estuvo feliz con la idea, fueron hasta una plaza cercana donde había juegos infantiles que le dejaron una sonrisa atravezada en el rostro desde el instante en que Severus lo sento en una hamaca y lo columpio durante un buen rato, esa había sido la mejor tande para ambos, pudiendo ser ellos mismos, padre e hijo jugando en el parque como si hubiera sido cosa de toda la vida, al principio Harry no sabia muy bien como comportarse en el parque, y el hombre tampoco tenia mucha nocion de que hacer, pero al notar que el miedo de Harry era profundo impidiendole moverse y descubriendo que nunca había ido a un parque a jugar, Severus decidio que pasarian el resto de la tarde jugando en los juegos, descubriendolos  y que convertiria las salidas a los parques en algo más común en la casa Prince, de esta forma aunque el niño tenia once años casi doce podia tener algunas experiencias más infantiles, teniendo en mente que siempre seria así, con tendencias infantiles, Claus se lo había avisado, el necesitaria la contención, no porque fuera incapaz sino porque serían las demostraciones de afecto lo que lo harían crecer

Estaban volviendo a la casa caminando por las calles de la ciudad, disfrutando del momento, Severus decidio parar en una tienda para comprar unas cosas, aún tenia algunas costumbres de su vieja vida, entre ellas hacerse cargo de lo que necesitaba por completo, queria conseguir algunas cosas para preparar una cena con el pequeño Harry, quien parecía disfrutar de todo aquello que implicara amasar. Cerca de la mansión había una tienda que funcionaba las veinticuatro horas.

Dame tu manoWhere stories live. Discover now