6. Él no me quiere

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Ese domingo fue el último día de paz y tranquilidad para Mu Qing por al menos unas tres semanas.

Después de ahí corría de un lugar para otro a causa del nuevo inicio del parcial. Debía esforzarse de manera extraordinaria para mantener su beca de 25%, que aunque eran una mierda la reducción de costos que le hacían, al menos valían un poco la pena.

Además lo hacia esperando encontrar un buen trabajo en algunos años y así poder ayudarle a su madre con sus gastos... Sobre todo, esperaba que esa pobre mujer pudiera dejar de preocuparse por él.

Sin embargo, a pesar de que la presión por ser un estudiante de excelencia ya era alta, los trabajos temporales y los deberes hogareños le robaban todo su tiempo. Aunado a ello, los chismes y rumores comenzaron a aturdirlo.

El rumor de que había sido visto el fin de semana saliendo con Pei Ming a un restaurante se torció de tal manera que los cotilleos afirmaban que lo habían visto besarse en el auto descapotable de Pei Ming y luego dirigirse a un motel de la zona.

A los estudiantes del campus les encantaban las novedades, pero amaban deformar las historias por sobretodo. Y un chisme tan picante como aquel debía ser manipulado hasta los extremos.

En la semana cuando iba camino a su clase de finanzas, se encontró a Pei Ming quien se detuvo a saludarle. No intercambiaron más de dos frases y cada quien tomó su camino. Ese saludo casual llegó a los oídos de Feng Xin como "Se encontraron, se tomaron de las manos, se dieron un beso profundo y decidieron no entrar a clases. Se dice que se fueron a los salones vacíos del edificio E a hacer quien sabe qué"

Eso enfureció a Feng Xin y en la noche cuando un agotado Mu Qing volvía a su departamento después de un largo día de trabajo y de estudio forzado, Feng Xin esperaría para capturarlo entre sus brazos y hacerlo suyo.

"Te dije que me entraría, ¡y aún así no escuchaste mis advertencias!"

"¿Eres tan insaciable que no te basta con lo que yo te doy? ¡Te tienes que ir a revolcar con ese imbécil para estar satisfecho!"

Le gritaba una y otra vez mientras lo sometía. Mu Qing estaba tan cansado que no respondía, solo apagaba su mente y se dejaba moldear por Feng Xin hasta muy tarde.

Pasaron dos semanas así en las que si no era diario, al menos cada tercer día salía un nuevo rumor sobre él y Pei Ming yendo a cualquier lugar a fornicar en diferentes escenarios, lo cual a Mu Qing le parecía ridículo... y como siempre, esos chismes alcanzaban a ser del conocimiento del arquero.

Mu Qing ya le había pedido a Pei Ming que no lo saludara, que se había metido en muchos problemas y a pesar de que un confundido Pei Ming levantaba la ceja incomprensible por las peticiones de Mu Qing, Pei Ming se lo concedió. Sin embargo, aunque no se vieran para nada en el campus la historia seguía deformándose.

Las noches con Feng Xin eran tan insoportables que en verdad había llevado el cuerpo de Mu Qing al límite. Había días que estaba tan agotado que se quedaba dormido en clases y era echado del salón. No le quedaba otra opción que irse a dormir a la biblioteca, y aunque fue sorprendido varias veces, la mujer a cargo del lugar tuvo compasión de sus ojeras y le dejó descansar un par de horas.

Incluso había perdido algunos kilos y dejó de asistir a esgrima una semana entera. Estuvo por pescar un resfriado por los cambios bruscos de temperatura.

Exactamente dos semanas después, un lunes por la mañana se disponía a iniciar la semana. Ya tenía destinado que haría ese día justamente y lo que haría hasta el día viernes. Como Feng Xin había salido el fin de semana a esos entrenamientos de campo a las montañas, había dejado descansar el cuerpo de Mu Qing tres días: tres días en los que se sintió revitalizado.

QUÉDATE LEJOS... O A MI LADOWhere stories live. Discover now