8. ¿Nos conocemos?

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Mu Qing lo miró de forma aturdida y extrañada, Pei Ming jamás había titubeado de esa forma o se habia doblegado a alguien antes, pero en esas palabras de "por favor, confia en mí" Mu Qing supo que debia hacer lo que le correspondia.



Ambos compusieron sus expresiones a lo más ajustado posible, frescos y concentrados en acceder al gran salon.



El salón de marmol blanco con azul rey se extendia de una forma elegante. Fuentes, flores y esculturas se erguian desde la entrada hasta el gran salón donde las mesas de los invitados se extendian.



Varios sirvientes los asistieron en cuanto llegaron tratándolos de una forma elegante y atenta.



Mu Qing de pronto se sintió como un gato adulado, sus nervios le hacian erizar los vellos de la nuca.



Todo parecia natural: solo de alta clase. El joven amante miró todo a su alrededor. Al parecer no habia ninguna cara conocida. Casi todos eran jóvenes distinguidos, de abrigos, joyas y peinados extravagantes.



Incluso al mirar a Mu Qing de pies a cabeza lo hacian con cierto repudio. Éste último ponía los ojos en blanco e incluso estos jovenes se sentian disgustados por su "altanería"



Cuando Mu Qing al fin desvió su atención de aquella escena burguesa finalmente vió algo que jamás creyó sucediera ante sus ojos. Ni en esta vida.



Al fondo del salon en la mesa principal a un nivel ligeramente mas alto que las demás mesas un joven gallardo, orgulloso y de ceño fruncido (casi tanto como el de él mismo) vestido en una camisa zafiro y pantalones de gabardina en color negro yacía sentado en el regazo de un hombre misterioso que hablaba contra su cuello, de una manera coqueta y humillante.



El joven ceñudo miraba con impotencia hacía el piso, repudiando al maximo el toque de este hombre que pronto situaria su gran palma contra su muslo. El aliento insoportable era demasiado para este joven por lo que se podia observar.



Sin embargo, aquello que llamaba su atención más profundamente era el hecho de que aquel joven intimidado en el regazo de ese hombre mayor era nada más ni nada menos que ¡Shi WuDu!


El joven magnate, orgulloso hermano de Shi QingXuan.



Todavía hace poco más de un año estaba estudiando en el campus con ellos, hace 10 meses finalmente habia obtenido su título y se había puesto a trabajar en su empresa.



Recuerda haberlo visto un par de veces hablando con Ling Wen. De hecho, ambos solían ser compañeros de clase.



Fue realmente exorbitante como consiguió el éxito. Presentó un proyecto preliminar en una feria del emprendimiento y logró ser financiado. El éxito fue tan grande e instantáneo que los socios le llovieron prácticamente del cielo, hizo tratos internacionales, fue tan grandioso que por unanimidad de votos se tituló saltándose el último año de prácticas que solicitaba la universidad.



En un jodido año construyó un imperio empresarial con el suficiente dinero para mantenerse millonario toda su vida, incluso las siguientes 10 generaciones de su familia jamás se privarian de nada con esa riqueza.



Lo recuerda bien como reacio, orgulloso, petulante, duro y despreciable. Siempre viendo a todos por encima del hombro, siempre sacando a su hermano de las fiestas como si este último valiese un millón de dólares y mirando despectivamente los lugares y la gente.



¿Y ahora?



Shi WuDu yacía postrado en el regazo de un hombre, temblando como una ardilla, las venas de su cuello hinchadas por la humillación, la mandíbula apretada como si amenazara sus tendones a desgarrarse y el delgado sudor cubriendo su frente ligeramente enrojecida. Estaba repudiando ese momento tanto...



QUÉDATE LEJOS... O A MI LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora