10.-Tiempo y Distancia

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📚Club Cerebro💡

Los días pasan inevitablemente, el ciclo interminable del día y noche pasa con normalidad, aun que para cierta pareja es un tormento. La compañía, las caricias y besos no son suficientes pero aún así no es tiempo para más. Seokjin no desea presionar a su novio y acepta su espacio, pero no por eso dejaba de disfrutar de su compañía.

Con el pasar de las tardes, cada momento a su lado es más y mas valioso. Aun así, es momento de asumir las consecuencias de sus decisiones.

Por ello, en aquel gigantesco aeropuerto una maleta en especial es jalada con lentitud adentrándose a la multitud de personas que de igual manera viajan a otro país. A su lado, su madre y hermano lo acompañan con grandes sonrisas, en un punto del espacioso lugar lo envuelve entre sus brazos llenado lo de cariño.

—llamame de inmediato cuando el avión aterrice—menciona con tinte melancólico aun renegada a  dejar ir a su pequeño. Al separarse limpia una que otra lágrima que inevitablemente se deslizó por su mejilla.

Namjoon asiente mientras aun tienen entre sus brazos a su pequeño hermano quien se niega a soltarlo escondiendo su rostro en su pecho, aguantado sus lágrimas.

El días es soleado pero con brisas frías, y aun que es triste deben aceptarlo. Al final del día todos toman su propio camino, aunque el suyo va de la mano.

Al dar media vuelta, ahí con los ojitos rojos y llenos de lágrimas pero negándose a soltarlos, mantiene una sonrisa albutando sus mejillas, luciendo tan hermoso como siempre. Apretando su suéter entre sus dedos tratando inútilmente de   amortiguar el dolor de su corazón, quizá queriendo mencionar algo pero el nudo en su garganta solo le permite soltar sollozos, y queriendo mantenerse fuerte frente a los pequeños ojitos de su osito que lo miraron atentamente. Queriendo que se acerque.

Por que no quiere irse sin sentir su calor. Sin volver a prometer que apesar de todo, seguiran juntos.

Los pasos son lentos y  tortuosos, se acerca a él con anhelo, dejando atrás a su hermoso quien entiende la situación y busca consuelo en su madre, quien también deja que la joven pareja se despida como se debe.

—voy a extrañarte—apenas puede pronunciar, mordiendo sus labios con fuerza para impedir el llanto, siendo nulo el dolor comparado con el de su corazón.

El más alto lo  envuelve nutre sus brazos y deja salir un par de sollozos tan débiles como un susurro, aferrándose al castaño, deseando no tener que irse, pero a sabiendas que debe hacerlo. Aun que su corazón le reprocha incansablemente por ello, doliendo hasta el infierno, sintiendo sus piernas temblar y no precisamente por el frío aire.

Sus sentimiento son completamente correspondidos al igual que su abrazó, sintiendo todo su torso ser apretujado por aquellos delgados brazos, su rostro esconderse en la curvatura de su cuello aspirando su aroma con desespero.

—Y-yo también quiero ser egoísta—susurro en su oido pegando lo aun más a su cuerpo—así que por favor... — se alejó levemente del cuerpo con las lágrimas deslizantes por sus morenas mejillas. Queriendo mirarlo a los ojos, queriendo  una vez más sellar aquella promesa, necesitando lo para darle a su corazón un poco de tranquilidad—no te enamores de alguien más.

Un sollozo audible escapó de sus labios y sus lágrimas no dejaron de caer hasta estamparse en el duro y frío mármol bajo sus pies. Una palma suave y calidad acuno sus mejillas haciéndolo cerrar los ojos y soltar un pequeño suspiro, acercando sus rostros para después rozar sus narices con cariño sintiendo un pequeño besito en la punta, para al final escuchar su melodiosa voz.

Club Cerebro | NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora