Capítulo 56

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Capítulo 56: no estáis solos

Dabi no podía creerlo.

Ese dragón había estado a su merced. Todo se desarrolló como él quería, jugando con él y torturándolo con sus palabras hasta el punto de estar a un segundo de morir aplastado... Pero entonces, tres entrometidos tenían que estropearlo todo.

De no ser por las cicatrices y quemaduras que cubrían su rostro, a los soldados de su alrededor les habría sido imposible no ver cómo su faz se había tornado roja de la ira. Pero solo hacía falta ver cómo el caballero de Yuei apretaba los puños con rabia y cómo sus dientes, apretados como los de un lobo a punto de atacar, rechinaban con furia. 

A su espalda, Shoto contemplaba la escena con los ojos fuera de sus órbitas. Había perdido a ese dragón. Literalmente le había dejado escapar. 

De nuevo había perdido su oportunidad de vengar a Midoriya. De nuevo, su falta de capacidad le volvía miserable.

– Alteza...– se atrevió a decir Iida al ver el rostro sombrío del bicolor.

– ¡¿Es que no le habéis oído?! – preguntó el príncipe a sus hombres con la voz ronca.– ¡¡DESPEJEN EL CAMINO Y VAYAN TRAS ELLOS!!

Ya no había ni rastro de los cuatro fugitivos en la calle, pero aun así, Todoroki necesitaba sentir que había hecho todo lo posible. Quedarse de brazos cruzados como había hecho durante los últimos diez minutos había sido un error imperdonable.

Por su parte, el caballero de ojos azules tampoco podía quedarse quieto. Si esto llegaba a los oídos de One for All... no quería pensar en cuál sería el castigo. Pero al final, el dragón al que debía dar caza no era ese de dientes picudos, sino otro cuya sangre era más especial... 

Al final, Iida y los soldados acataron la orden del príncipe y comenzaron a moverse a través de la montaña de piedras y escombros que había levantado Uraraka y que posteriormente había derruido Dabi.

Shoto esperaría a que el camino estuviese despejado y él mismo cabalgaría por las calles en busca de los cómplices del dragón casa por casa de ser necesario.

No volvería a relegar esa misión en nadie

Sus ojos se desviaron así hacia el caballero pelinegro, quien apartaba en esos momentos algunos escombros con la magia de su báculo. La tranquilidad con la que se desenvolvía le irritaba en demasía. Era casi un insulto y un recordatorio más de que haber confiado en él, alguien con quien no compartía una buena relación, había sido un tremendo error... y se arrepentía, se arrepentía mucho, pues él debió ser el encargado de matar a ese dragón en persona.

Y ese pensamiento volvía loco al príncipe. Le hacía arder en ira y sentir que todo su cuerpo respondía a ese deseo. Y su cuerpo reaccionaba, pues un inmenso dolor proveniente de su corazón pulsaba con frenesí, expandiéndose por cada extremidad quizá como un castigo que él mismo se infligía por haber fallado una vez más.

Las pequeñas esquirlas negras que había visto Kirishima también se extendían más y más y casi alcanzaban ya su cuello, pero Todoroki ni siquiera se daba cuenta de ello. Él debía matar a esos dragones. Exterminarlos a todos y hacerles pagar por lo que habían hecho. Eso era todo en lo que podía pensar.

Dos o tres minutos después, cuando los escombros fueron retirados, el príncipe espoleó a su caballo para dar inicio a una persecución a ciegas, pero no hubo dado un solo paso cuando una voz femenina resonó a su espalda.

– ¡ALTO!

Los soldados, el general Aizawa, Iida y Dabi se dieron la vuelta para encarar a la persona que había osado detenerles, pero cuál fue su sorpresa al descubrir la identidad de la misma.

Dragon king (KATSUDEKU)Where stories live. Discover now